CAPITULO 18: Disculpas

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El corazón me late a mil por hora. Entro a la casa y respiro tranquilamente al ver que la gente sigue si camino con normalidad, eso significa que Simon aún no sabe nada y me da a mi un tiempo de ventaja para explicarlo todo con calma.

Subo las escaleras y entro a mi cuarto, en dónde Joshua, Simon e Iván se observan entre ellos de forma extraña.

- Hola – digo antes de que alguien abra la boca y lo eche todo a perder

- Hola, linda – Simon se acerca y besa mi frente mientras me envuelve entre sus brazos.

- ¿Me ayudas con la maleta, por favor? – no quiero meterle prisa, pero quiero salir de aquí lo antes posible.

- Claro, ahora vuelvo – Simon toma mis cosas y sale de la habitación

- ¿Te vas? – preguntan Joshua e Iván al unísono

- No puedo quedarme aquí – les digo evitando sus miradas – Necesito pensar y decírselo todo a Simon antes de que alguien más lo haga

- ¿Vas a hacerlo? – pregunta Joshua y sé que no se refiere a hablar con Simon.

- Ahora más que nunca, debo hacerlo – me acerco y lo abrazo

- Anni, no te vayas – Iván me toma de la mano, pero Joshua lo aparta de mí de un manotazo

- No te acerques – advierte

- No me digas qué hacer – responde Iván con enojo

- Estoy haciendo uso de toda la paciencia que tengo para no romperte la cara por lo que le hiciste a ella y a mi hermano – el tono amenazante de Joshua me pone alerta – Así que más te vale no seguir provocándome

- Listo – Simon entra a la habitación impidiendo una matanza entre ambos

- Gracias – me acerco a él – Vámonos

No doy una última mirada, ni observo hacia atrás, lo mejor en este momento es no voltear porque sé que si los ojos de Iván se encuentran con los míos, no tendré fuerza de seguir con Simon y correré a sus brazos.

Simon no me suelta la mano mientras salimos. Luego de despedirme de Helen, subo al auto dónde debo dar la explicación más difícil de mi vida. La maleta está en el asiento del copiloto, así que la pongo entre mis piernas.

- ¿Lista? – pregunta Simon

- No – siento como la voz se me va, pero no puedo ser cobarde ahora – Quiero hablar contigo antes.

- Bien – dice apagando el auto

- Lo siento – es lo primero que digo, pero el cargo de conciencia no desaparece

- ¿Por qué? – no quiero tener que contestar ninguna pregunta, así que decido hablar de corrido y rogar porque no me odie

- Al día siguiente que fui a tu casa y me dijiste lo que sentías, Iván llegó, y yo creí que ya no era de importancia para mí, pero luego discutió con Joshua y me dijo que le gustaba, y yo creí que solo lo dijo porque sí, pero en la reunión de Damián él lo volvió a decir y me besó – hago una pequeña pausa para tomar aire – Y luego, estando aquí, yo bebí un poco y lo provoqué, no me preguntes porqué que ni yo misma lo sé, y al día siguiente lo encontré en la puerta de mi habitación y hablamos y luego... - mis mejillas se enrojecen y siento que no soy capaz de decirlo – luego... él... yo... - bufo de la rabia

- ¿Qué pasó? – su voz me dice que ya sospecha lo que sucedió.

Niego con la cabeza varias veces, y Simon insiste en su pregunta. Creí que sería más sencillo, pero esto me duele mucho y ni siquiera quiero imaginar lo que él está sintiendo

- Tuvimos sexo – suelto en un suspiro y me quedo con la cabeza agachada. Me apena verlo a los ojos.

No dice nada, así que alzo la mirada y lo observo mirando por el parabrisas. No sé qué hacer o decir y, aunque el dolor en mi pecho hace que se me acumulen las lágrimas en los ojos, no puedo darme el lujo de llorar, eso sería algo injusto para Simon, verme llorar por algo que yo misma nos hice.

- Lo sabía – mis ojos se abren de sorpresa – No que tuvieron sexo – aclara – sino que él seguía presente en tu vida.

- Simon...

- No – me interrumpe – Puede que físicamente haya estado lejos, pero siento que nunca lo olvidaste, que ni siquiera lo intentaste, y yo no puedo ni podré competir contra eso, la forma en la que lo miras y la expresión que tiene tu rostro cuando está cerca, no pasas sonriendo y saltando, pero te ves feliz, completa, como si él fuera parte de tu alma misma – hace una pausa y me mira – Anni, yo solo quiero que seas feliz, y probablemente Iván sea la persona indicada para eso, pero debes ponerte a pensar algo, ¿cuántas alegrías te ha dado desde que está en tu vida, y cuánto dolor te ha causado? No puedes quedarte en un lugar en dónde pierdes más de lo que ganas, y yo tampoco

Sé que tiene razón, lo he sabido siempre, pero he sido demasiado ingenua para aceptarlo, creía que talvez, algún día si la suerte me sonríe o algún deseo de los que pedí a las estrellas fugaces se hacía realidad, él vendría a mí y estaríamos juntos y seríamos felices, pero la realidad es diferente, y Simon lo sabe, y Joshua lo sabe, y, aunque me duela, yo lo sé.

- Lo siento – vuelvo a decir – De verdad, Simon, lo lamento, yo nunca quise que esto pasara

- Lo sé – toma mi mano entre las suyas – Y no te culpo, uno no decide de quién se enamora ni por quién se enloquece, pero, Anni, si puedes decidir cuándo ponerle un punto final

- Lo sé, y lo haré, lo prometo

- Ahora – enciende nuevamente al auto - ¿Aún quieres ir a casa? – pregunta y me sorprendo

- Si – la vergüenza aún está presente dentro de mí – Pero no tienes que llevarme, yo, puedo regresar adentro y aguantarme dos días más, creo que me lo merezco

- Nada de eso – sentencia – Si quieres volver a casa, pues volveremos

- No quiero molestarte, Simon – digo – Debes estar odiándome y no te culpo, de hecho, me sentiría mejor si me gritas y me reclamas por lo que hice en lugar de comportarte tan amable y comprensivo

- En el corazón nadie manda, linda, ni siquiera tú misma, además, ya te disculpaste, así que, andando

- Gracias

- De nada

- No, Simon, enserio – toco su brazo suavemente – No merezco que te portes tan bien conmigo y te agradezco por eso, por ser tan comprensivo y ser un apoyo para mí, aunque haga tontería tras tontería

- No tienes que agradecerme – dice sonriendo – También fui adolescente e hice cosas nada inteligentes, te entiendo

Sonrío y le agradezco un par de veces más, hasta que me calla subiendo el volumen de la radio.

El camino es ameno, comemos, conversamos un poco y hasta nos reímos.

No sé qué ángel envió a Simon a mi vida, pero espero que también envíen a alguien que merezca toda su persona. La gente con él me hace pensar que aún hay esperanza en la humanidad.

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Holis, holis.

Les dejo por aquí el nuevo capítulo. Léanlo, voten, comenten qué piensan acerca de Simon, y nos vemos muy prontito.

Los quiero mucho. 

❤❤


Siempre volveré a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora