CAPITULO 34: Creer

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Anahí

- Te quiero - 

Responde Iván ante mi confesión, mientras me besa como nunca nadie me ha besado. 

Con amor y deseo.

Una mezcla de emociones agridulces me cruzan por el cuerpo mientras Iván camina conmigo a su habitación. 

De cierta forma, siento mucho miedo de que esto no funcione y salga más lastimada que antes, pero creo en Iván, por alguna extraña e incoherente razón, creo en sus palabras y en las emociones que me transmite su mirada, y pienso arriesgarme.

Saltar al vacío y ver si en la caída encuentro rocas o nieve. 

En teoría, este no era mi plan, pero digamos que los resultados me satisfacen.

Siento el colchón debajo de mi, y regreso mi atención a los ojos miel que me miran con fuego. Continúo besándolo, dejando que sus manos viajen por mis piernas descubiertas y hago mi cosa favorita, enredo sus rizos entre mis dedos. 

Se aleja de mi boca y deja besos por mi cuello y hombros. Sin prisa, sigue bajando su boca y saca mi vestido con mucha lentitud, admirando y besando cada centímetro de mi cuerpo. Yo quito su camiseta y vuelvo a unir nuestras bocas.

El calor dentro de la habitación crece con cada beso, cada caricia y cada cumplido que sale de la boca de Iván. 

Esto era precisamente lo que deseaba sentir.

Ese fuego que me aterra pero me mantiene viva. Ese calor en mi cuerpo que se combina con el suyo y que nos obliga a detenernos entre besos para recuperar la respiración. 

El deseo entre nosotros crece, mientras nuestros cuerpos se unen en todas las formas posibles. 

 Cansados, caemos rendidos en la cama, intentando normalizar nuestras respiraciones. 

Iván toma mi cintura y me atrae hacia su cuerpo. Abrazo su torso, mientras el acaricia mi espalda y cabello.

- ¿Tienes hambre? - pregunta luego de un buen rato en silencio

- Muchísima - respondo mirándolo a los ojos con una sonrisa.

- Te llevo a la residencia para que te cambies y te invito a comer, ¿Te parece? - dice sin dejar de acariciarme

- Claro - accedo y deja un suave beso en mis labios, antes de levantarse de la cama y pasarme mi vestido y mis bragas. 

Mi cara enrojece y él deja un beso en mi nariz, saliendo para que pueda vestirme tranquila.

Una vez que el vestido está nuevamente en su lugar, salgo en busca de mis zapatos, cuando escucho unas voces.

Al llegar a la sala, me encuentro con la madre de Iván y Julieta, mirándome con sorpresa mientras Iván, nervioso, intenta explicarles las razón de mi presencia aquí, aunque no creo que sean tan ingenuas. Basta con ver mi cabello alborotado, mis mejillas rojas y mi obvia falta de ropa normal, como para adivinar lo que sucedió.

- ¿Mamá? - dice Iván apenado

- No me molesta, cielo - responde a la pregunta no formulada - Pero pudiste avisarnos para evitar el momento incómodo - me observa de pies a cabeza y luego dirige la mirada hacia él.

- Lo siento - musito apenada - Yo ya me iba

Me encamino hacia la salida en busca de mis zapatos y bajo las escaleras de su edificio. 

Al salir a la calle, me percato que ni siquiera sé en dónde estoy, y mi celular se ha quedado sin batería. 

Maldigo por lo bajo y trato de buscar un taxi, pero Iván aparece a mi lado en un segundo.

- Te llevo - dice al mismo tiempo que yo me disculpo por la escena incómoda con su madre - Descuida - me tranquiliza - Tenemos planes, ¿lo olvidas?

- Cierto - respondo y nos acercamos al auto de su madre.

Conduce despacio hasta el campus y se estaciona frente al edificio de la residencia. Le pido que espere y camino hacia mi dormitorio.

Al entrar, no veo a Lucy ni ningún rastro de ella, así que me doy una ducha rápida y me visto con unos jeans sencillos y un top. Me calzo unos botines negros y salgo de prisa hacia el estacionamiento.

Antes de llegar, veo a Iván bajarse del auto y encontrarse con alguien. 

Aminoro mi paso y veo que la persona es Meredith.

Ya ni siquiera sé si sentirme enojada, triste o como estúpida.

Talvez sea verdad lo que Iván me dijo esta mañana, pero todo el mundo sabe que no se puede competir contra años enteros de pasado que comparten ellos dos.

Aunque si eso es verdad, iré a decirle, no, a exigirle a Iván que me aclare las cosas.

Me acerco con cautela y ninguno de ellos me observa aún.

Los veo hablar, Meredith empuja su pecho y él sujeta su mano antes de que alcance a abofetearlo. El rostro de Iván es de puro enojo y luego le dice algo a Meredith antes de que ella se aleje pisoteando furiosa.

Sus ojos se chocan con los míos enseguida, y su expresión furiosa se suaviza y me muestra una sonrisa.

Mi subconsciente suele sabotearme, y por un segundo pienso que todo ese show fue planeado, que talvez es una forma de convencerme de que ya no hay nada entre ellos y hacer que confíe en Iván a ciegas, sólo para que ellos puedan verse tranquilos y burlarse de mí a mis espaldas.

Mis teorías conspirativas me provocan dolor de cabeza, así que decido dejarlas de lado y camino con más prisa hacia donde está Iván.

- Hermosa, como siempre - dice antes de dejar un beso en mis labios - ¿Nos vamos?

- Claro - respondo subiéndome al auto

- Y esta vez, yo pago - me guiña un ojo y arranca el auto.

Conduce hasta mi cafetería favorita. 

Me sorprendo al ver que recuerda lo que le dije hace ya dos años, y sonrío ante su gesto.

Entrelaza su mano on la mía y entramos al lugar.

Una pequeña cafetería con estilo vintage y olor a vainilla nos recibe. Este lugar lo descubrí una tarde que salí a caminar, pensando en Iván y en el beso que me había dado ese día en la playa. El recuerdo me atormentaba, pero al entrar en el sitio, por simple curiosidad, me llené de paz y fue así como este lugar se convirtió en otro refugio de mis recuerdos de Iván.

Ahora estoy aquí, con el chico que me rompió tantas veces el corazón, el chico del que estoy enamorada y a quien quiero con locura. 

No importa cuántas veces nos alejemos el uno del otro, siento, en mi interior, que siempre habrá algo que me hará volver a él.

Talvez el destino.

Talvez simples coincidencias.

Sea lo que sea, siento que nunca se irá de mi vida.

Y no quiero que lo haga jamás.



Siempre volveré a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora