Desde el momento en que Iván llegó a mi vida, mis sueños se han resumido en que algo suceda entre él y yo.
Al principio fue que me mire o que me hable, después, deseaba que en algún momento yo llegase a gustarle, aunque sea un poquito. Ahora, lo único que quiero es poder olvidarme de él.
Rebusco en mis cajones la fotografía que guardé hace años, pero no aparece.
Esa fotografía la tomaron el último día del último año de Iván.
Cuando supe que se iría de la cuidad para la universidad, me decidí a confesarle todo lo que sentía. En ese fugaz momento de valentía, me acerqué a él, por fortuna estaba solo, lo saludé y me senté a su lado en la orilla de la acera detrás del colegio. Conversamos por un momento sobre sus planes y lo que estudiará. Sinceramente casi no recuerdo nada de esa conversación debido a que estaba muy nerviosa, pero justo cuando creí que él se iría de una vez, en lugar de levantarse y dirigirse al lado contrario de donde estábamos, se acercó más y me besó.
El mundo se me congeló en ese momento, pero mi alma cayó al piso cuando se alejó de golpe, tomó sus cosas y se fue, dejándome confundida y lastimada.
Nunca dijo nada, ni del beso ni de su brusca despedida, pero tampoco pregunté yo, y las cosas quedaron sin respuesta alguna.
Hasta el momento nada ha cambiado, excepto que ahora tengo más preguntas que antes y ningún rastro de una posible respuesta.
Al fin, en el fondo del cajón de mi mesita de noche, la fotografía aparece.
En ella, salimos Iván y yo, abrazados, sonriendo entre nosotros. Ninguno ve a la cámara sino a los ojos del otro. Cualquier persona que no sabe quiénes somos ni cuál es nuestra situación, diría que somos una pareja enamorada y feliz.
Tomo la fotografía y la doblo entre mis manos, con cuidado. Queda un pequeño cuadrado que escondo fácilmente en mi mano y bajo hacia el jardín.
Alguna vez leí que, si quemas los recuerdos de las cosas malas que te han sucedido este año, entonces no pasarán el siguiente.
Me acerco al fuego, y sin dudarlo, abro la fotografía y la arrojo entre las llamas, las cuales consumen el papel en segundos.
- ¿Se sintió bien? - pregunta Simon a mi espalda
- Algo...bastante - corrijo y lo observo
- Me alegra que decidas alejarte - enarco una ceja mirándolo - No me malentiendas, quiero que seas feliz, pero desde que te conozco, la mayoría de tus tristezas han sido a causa de Iván y me alegra que decidas ponerle un punto final a eso
- A mi igual - respondo
- ¿Quieres entrar? - pregunta luego de un momento - Joshua y yo hicimos una tarta y está comestible - bromea y accedo.
Entramos riendo sobre las pocas habilidades de los hermanos Sherman en la cocina, pero al probar la tarta, realmente me sorprendo. Sabe bastante bien. La mezcla de moras y fresas en el relleno es ácida pero dulce al mismo tiempo y devoro dos pedazos antes de salir al jardín nuevamente.
Cenamos afuera, al calor del fuego y el ambiente es muy agradable.
Julieta y las clones se llevan de maravilla y hacen bromas y chistes durante toda la cena.
En ciertos instantes, mi mirada conecta con la de Iván, pero la aparto enseguida y calmo las ansias clavando las uñas en mis muslos.
Llegan las 11 p.m. y todos nos encontramos afuera, conversando de cualquier cosa, mientras esperamos que llegue la hora de quemar los "monigotes".
Algunos vecinos pasan por la casa dejando buenos deseos y un poco de comida.
En este vecindario es costumbre visitar las casas cercanas y ofrecer comida, así que mamá se dirige a la casa de la izquierda con Jenna y papá va hacia la derecha con Jules. Yo me quedo en casa recibiendo a los otros vecinos junto con Iván, Julieta y Constanza, ya que Joshua y su familia fueron a su casa a cumplir con la tradición.
Las 11:50 llegan y papá es el primero en poner a su yo de papel al fuego. Lo siguen mamá, las clones y yo, junto con Joshua, Simon y sus padres.
Los primeros fuegos artificiales indican la llegada del nuevo año y los abrazos vuelan de aquí a allá.
Un suspiro de alivio deja mi cuerpo cuando pienso en que este año ha terminado y el siguiente será mejor, además de que no hubo malos momentos en esta celebración.
Iván ha pasado con su madre y hermana y Simon junto con Joshua. Ambos han demostrado mucha madurez, a pesar de mi cercanía con Simon y el obsequio de Iván.
Camino hacia el fuego mientras todos los demás entran a la casa por bebida y algo de comer.
Veo todo ese material consumirse entre llamas, mientras Iván no deja mis pensamientos.
- ¿Me dejas acompañarte? - esa voz electrifica mis nervios, al igual que esos ojos.
- Claro - respondo no muy segura
- Anni, quiero disculparme...
- No digas nada - empieza a explicarme y lo interrumpo - No es necesario. Las cosas siempre pasan por algo y hay cosas que simplemente no deben pasar - respiro hondo - Y nosotros somos de esas cosas.
- No quiero que sea así - replica
- Pues lo siento - ya no hay marcha atrás - Tiene que ser así. No hay nada que podamos hacer, excepto intentar llevarnos bien, ser conocidos cordiales y ya.
- Bien - se rinde y agacha la cabeza - Pero no es porque yo quiero, es porque tú lo decidiste - sentencia y se aleja.
- No fue mi elección - aclaro - Las circunstancias me orillaron a esto
- Y te estoy ofreciendo nuevas circunstancias, pero no quieres aceptarlas
- ¿Crees que hago esto por gusto? - digo molesta - Pues te equivocas. Tus decisiones y las mías nos arrastraron hasta aquí. Todo lo que hicimos me obligó a irme de mi casa. ¿Crees que puedo mirar a los ojos a mis padres y decirles que los decepcioné al tener sexo contigo en la primera oportunidad sin que tu hayas tenido que hacer el más mínimo esfuerzo? Mi casa era mi lugar seguro y ahora no puedo ver nada sin acordarme de ti y de lo que pasó
Me alejo caminando, sin darle tiempo a decir nada ni a pedir explicaciones. De cualquier manera, sé que no lo volveré a ver. Seguramente los tres regresarán al pueblo de sus abuelos dónde tienen la editorial y todo se habrá acabado; y si no es así, pues yo me habré ido de mi casa.
Nunca le dije a Iván sobre la solicitud para la residencia. Pienso que la gente hace su mayor esfuerzo cuando está a punto de perderte y quería saber qué pasaría entre él y yo para poder tomar una decisión.
Ahora está hecho e iniciaré mi segundo semestre en la universidad viviendo en la residencia, lejos de todo lo que siempre fue seguro para mí.
No mentía cuando dije que mi casa era mi lugar seguro. Entre las cuatro paredes en las que he vivido desde que era una niña, me he refugiado de los malos tratos de mis "amigas", de los desplantes de Francis y sobretodo del dolor que me provocaba Iván, además, para alguien con mis habilidades sociales, su casa es su santuario y el mío ha sido profanado.
Ahora, tendré que aprender a vivir lejos de los que amo.
Y eso, incluye a Iván.
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Hola, hola.
les comento que ya vamos casi a la mitad de la historia.
Los otros dos capítulos siguientes los subiré en estos días, ya que el fin de semana me voy de viaje y no habrá internet por tres días. un paraíso para unos y un calvario para otros, pero así es la vida jejej.
Eso será todo por hoy.
Los quiero y no se olviden de votar que ya casi llegamos a los 200 votos.
Un besito.
😘
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Siempre volveré a ti.
Teen FictionAnahí pasó toda la secundaria enamorada del mismo chico, Iván. lo olvidó y lo amó de nuevo. Se volvió un círculo vicioso en el que a cada vuelta, Anahí salía más lastimada. La secundaria se acabó para Iván. Se mudó de ciudad para la universidad y ah...