HARRY
Apareció Nate en mi campo de visual, ahora si que si lo mato, acaba de arruinarlo todo, estoy seguro que Mia estaba a punto de decirme si a todo.
— ¿Qué haces aquí? — Mia salió de encima y me levanté del sofá enojado caminando hacia él. Nate está aún más borracho que antes, sus ojos están rojos, están llorosos.
— No puedo vivir sin ella maldita sea — se dejó caer al suelo apoyado en la muralla, corrí a recogerlo y Mia me siguió — ¿Dónde está? ¿Se fue? — Nate está acabado.
— No, Nate tranquilo, está aquí, está durmiendo — le explicó Mia acariciando su mano, Nate sonrió levemente. Lo levanté con fuerza y pasé su brazo por mi espalda para poder llevarlo al sofá.
— Necesito hablar con ella.
— En este estado no — respondí enojado.
— Mira, te prepararé café, te curaré las heridas del rostro, te das una ducha mientras Step sigue descansando y luego hablas con ella.
— Gracias Mia, gracias por no ser como el idiota de Harry, quieres ser tú mi amiga — lo solté enojado en el sofá haciéndolo caer de cualquier forma.
— Harry — Mia me miró con desaprobación ayudando a Nate a enderezarse.
— Déjalo, Harry es así, se le olvida todas las veces que uno está para él — sus palabras me dolieron, porque es cierto, cada borrachera que llamé a Mia entre sollozos bebiendo, él estaba a mi lado. De malas ganas me acerqué a la cocina a prepararle café mientras Mia curaba sus heridas. Se lo entregué listo como a él le gusta, bebió la mitad y se tapó la boca — Necesito un baño — se paró y se puso a correr al baño del pasillo, lo seguí y entré tras él, se vomitó la vida completa mientras le sobé la espalda.
— Hay de todo para que te duches, te hará bien una ducha — asintió ya sobrio, se le nota enseguida en los gestos y en la mirada — Hay un cepillo de dientes nuevo en el primer cajón.
— Gracias — respondió frío sin mirarme, quitándose la camisa.
— Lo siento Nate, de verdad no sabía que estaban aquí, hoy en la mañana cuando pasé por aquí no estaban, me tienes que creer — asintió mirándome sin enojo esta vez.
— Te creo, es solo que me enfurecí, perdí la cabeza cuando la vi, llevaba buscándola 24 horas para hablar, y la encontré aquí, además yo estaba en este estado, muerto de borracho, ustedes impidiendome hablar con ella, solo colapsé — lo abracé y le di golpes en su espalda.
— Créeme que todo se arreglara, te lo digo yo — sonrió asintiendo, lo dejé en el baño y salí caminando directo a la cocina.
Mia estaba ordenando las tazas de café y los vasos de agua en el lavavajillas, no perdí segundos y la rodeé con mis brazos.— ¿Por qué estás más hermosa? — le mordí el lóbulo de la oreja y sentí que sonrió.
— Debe ser tu estado etílico — respondió riéndose.
— No nena, eres tú — le di besos en el cuello mientras la provocaba restregando mi erección contra su trasero.
— Harry por favor — sonreí triunfal.
— Por favor qué — llevé mis manos a sus pechos — Quieres que me detenga.
— No, pero tienes que hacerlo — la apreté fuerte contra mí, no la quiero soltar.
— No quiero detenerme — choqué mi frente contra su cabeza desesperado.
— Harry por favor — la solté y se giró enseguida a mirarme mientras se arreglaba esa camiseta diminuta que tiene puesta que se le ve espectacular — No te enojes — hizo un puchero tierno y la tomé del rostro para devorarla con los labios. Cuando sentí que ya no podía respirar, dejé de besarla apoyándome contra su frente, tomando una bocanada de aire fuerte, miré hacia abajo y el pecho precioso de Mia subía y bajaba con fuerza intentando retomar aire. Cerré los ojos y me agarré de su cabello con rabia, maldita sea estoy demasiado excitado. Sentimos una puerta abrirse y me armé de autocontrol.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
RomanceLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...