Capítulo 36: De Los Errores Se Aprende.

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HARRY



— Felicidades chicos — el señor Mackeos me abrazó, luego abrazó a Mia. Llevamos una hora saludando personas, y no me molesta, porque esta vez es la cena de nosotros, el centro de atención somos nosotros, no es una comida por negocios — Me hace muy feliz verlos felices, y me encanta haber sido participe con mi empresa en esta unión — dijo entre risas, sonreí feliz y Mia lo apretó aún más fuerte, Mia lo quiere mucho, y él confía mucho en ella. El señor Mackeos pasó a sentarse con su esposa y por fin quedamos un momento tranquilos, sin nadie queriendo acercarse a desearnos felicidad. Abracé a Mia apretándola contra mí, me hundí en su cuello y la mordí, sentí sus risas de forma tierna quejándose diciendo "Ay Harry" me alejé sin soltarla mirándola feliz.

— Te estoy tocando, pero te estoy extrañando princesa — Mia me miró de una forma asesina, apoyando sus manos en mi pecho.

— Sé a lo que te refieres — iba mi mano bajando directo a su trasero, pero me la detuvo — No puedo creer que no ibas a venir a tu propia cena de bodas, a si que estarás castigado Harry, sin sexo hasta nuevo aviso — me soltó y se giró con seguridad caminando a paso firme directo a la mesa, me quedé observándola con mi boca abierta, tiene que estar de broma — Sigue extrañándome — se giró y me pilló mirándole su trasero mientras caminaba. Bufé enojado, debe ser broma.
Me senté en la mesa a su lado, en nuestra mesa se sentaron nuestros padres, Step y Nate, nuestros padrinos de boda. Así que no hubo problema en que a Mia, Antoine le preparara fideos blancos por su incidente de náuseas. Además de que Antoine pensó en todo, le sirve Champaña sin alcohol, por si hay personas externas pendientes del posible embarazo de Mia y no la vieran consumir alcohol.

— ¿Te sientes mejor hija? — su madre le tomó la mano acariciandola y Mia respondió feliz que si.

Todos han terminado de comer, es mi momento de ponerme de pie y hablar, pero estoy demasiado nervioso, no quiero hacerlo, siento que estoy entrando en pánico.
Nate me golpeo el pie bajo la mesa, lo miré y me hizo una seña levantando sus cejas, tragué saliva.

— No estoy listo — dije a volumen bajo y Nate se acercó un poco a mi lado.

— Nunca se está, solo hazlo — asentí, miré a Mia, está conversando, me puse de pie con una copa y la golpeé con un cuchillo llamando la atención de todos, Mia me miró enseguida sorprendida, se puso roja y se tapó el rostro, sonreí, está más nerviosa que yo y eso que yo voy a hablar.

— Buenas noches a todos los presentes — dije carraspeando llamando la atención de todos — Quisiera partir agradeciendo la presencia de cada uno en esta cena, significa mucho para nosotros — miré a Mia y me está traspasando su nerviosismo — Bueno como practiqué estas palabras con Nate, creo que mejor tomaré tu mano — le quité la vista a Mia y me posé en Nate tomando su mano haciendo que se sintieran las risas, sobre todo la de Mia, sentirla reír hizo que se relajara ella y me relajara yo, así que solté a Nate y la volví a mirar, esta vez estiré mi mano y me la tendió con seguridad sonriendo feliz — Princesa, estas palabras van dirigidas a ti — asintió de forma de tierna — Todos piensan o bueno la mayoría, que con Mia todo ha sido rápido, que nos conocimos, nos casamos y aquí estamos, pero déjenme contarles una historia. Hace poco más de tres años atrás una noche en un bar un vestido rosa cuarzo cambió mi vida para siempre. Tú dices que es el destino, yo sigo pensando que el abuelo me echó una maldición — miré al abuelo y se estaba riendo levantando su copa — Maldición o no, desde ese día comencé a cometer errores, errores que me llevaron a perderte, a estar lejos de ti durante años, errores que a veces aparecen a atormentarme, errores que sigo cometiendo hasta el día de hoy. Cada día que estaba lejos de ti, era un día en el cual te extrañaba, te pensaba, te imaginaba, te deseaba y te pedía a cada estrella fugaz que pasaba en el cielo, ese fue mi mayor error estos años, desearte a la distancia, cuando en la realidad siempre pude haber dejado de ser un cobarde y correr a tus brazos pidiéndote que vuelvas a mí. Que me arrepiento, si, me arrepiento cada maldito día cuando te miro durmiendo a mi lado pensando en que pudimos haber sido felices hace años, en que en estos tres años pudimos haber tenido dos hijas, que te pude haber llevado el desayuno unas 500 veces a la cama, que pude haber dormido a tu lado más de mil noches, que pude haberte dado millones de besos — Comenzaron a caer lágrimas de los ojos de Mia, y los míos se cristalizaron quebrándose mi voz  — Te miro y pienso en lo idiota que fui para perder un tesoro como tú, perder el tiempo, la vida es algo valioso y yo la perdí sin ti, esos tres años fueron años perdidos, fueron días perdidos, fueron noches perdidas. Siempre pensaré que mereces algo mejor, pensar que mereces algo mejor también es uno de mis errores, porque yo tengo que ser mejor por ti y para ti. Así que si me preguntan si me arrepiento del pasado, la respuesta siempre será si, pero no lo voy a olvidar, no se puede olvidar, porque gracias a esos errores aprendí a ser mejor para ti princesa. Espero seguir aprendiendo a tu lado, espero pasar toda una vida a tu lado, y si una no es suficiente te buscaré en las siguientes, porque créeme que tanto amor no cabe en una sola vida princesa — Mia con su mano libre se secó unas lágrimas — Quisiera hacer un brindis por las personas valientes que se encuentran esta noche aquí sentadas, esas que a pesar de los errores no se rindieron, que hicieron de una belleza como tú princesa, una historia de amor memorable — escuché aplausos y levanté mi copa bebiendo alcohol intentando relajarme — Princesa para que nunca olvidemos nuestro pasado y hagamos las pases con él, te invito a bailar nuestra primera canción, la canción que un día bailamos mientras veíamos unas de esas tantas películas de amor que a ti tanto te gustan, sentados en el sofá de tu antiguo piso, en donde yo me obsesioné con que vivieras una historia de amor de película — comenzó a sonar The Time Of My Life y Mia se secó la lágrimas poniéndose de pie, la llevé al centro de la pista y me abrazó llorando de felicidad, tomé su rostro secando sus lágrimas con mis pulgares, "Te amo princesa" pronuncié mirándola.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora