HARRY
— Porque yo si quiero tener enredos contigo, si quiero salir, si quiero mensajes, y llevo sintiendo celos desde que te conocí — sonrió y se abalanzó sobre mí besándome, pero la agarré del rostro separándola de mi boca — Lo quiero todo Mia, lo quiero absolutamente todo de ti — comencé a besarla extasiado y de forma poco delicada, hasta dejarla sin respiración, se separó de mi intentando retomar aire y volviendo a sonreír demasiado feliz.
— ¿Estás hablando en serio Harry? — preguntó sonriendo aún con sus ojos cerrados intentando recobrar la respiración — ¿En serio estarías conmigo? — acariciaba mi rostro intentando abrir sus ojos con una sonrisa tímida, maldita sea me encanta.
— Por qué lo dudas princesa.
— Porque siempre dijiste lo contrario.
— Si lo sé, pero cuando no estabas me daba cuenta que ya no quería estar solo, que quería hacer todo contigo, lo llevo analizando muchos días — lo admití botando aire — Maduré.
— Ya era hora, vas para los cuarenta — comencé a hacerle cosquillas y Mia se puso a reír en mute quedando sin aire.
— Aun me faltan más de cinco años para eso — asintió intentando dejar de reírse — Entonces creo que las cosas están claras — me acerqué a su boca y cerró levemente sus ojos, pero no por completo, y se centró en mis labios.
— Creo que si — respondió volviendo a mirar mis ojos — Son tan hermosos.
— ¿Qué cosa?
— Tus ojos Harry, tus ojos tienen el color más hermoso que he visto en mi vida — tomó mi rostro con sus manos acercándose de forma lenta a mis labios, besándome con lentitud, apreciándome, demostrándome que lo que está sucediendo es real, jamás pensé que estaría algún día aquí en mi piso, en mi cama, con un chica besándome despacio, pero está sucediendo, tendré una relación estable por primera vez en mi vida, andaré con ella de la mano en todos lados, la podré besar, llamar, acariciar cuando quiera, a la hora que quiera, cuando ella quiera, me está fascinando esa idea de tener a alguien las veinticuatro horas del día todos los días de la semana para darle amor y recibir amor, desde que la conocí me entraron las ganas de experimentar algo así, comencé a sentir la necesidad de tener algo así.
Al despertar se puso solo una camisa mía sobre su lencería, el último botón del final no le abrochó al tener un trasero de infarto, así que se alcanzaban a ver sus bragas negras.
— Desabróchate el primer botón — estiré mi mano para desabrocharle el botón y poder ver su escote maravilloso, sacó pecho enderezándose de forma correcta y lo desabroché. Me puse unos bóxer y bajamos a buscar el desayuno.
— Tu teléfono no deja de vibrar — lo llevaba en la mano — Contesta.
— Si lo que pasa es que hoy estoy de cumpleaños, por eso no dejan de llamar y enviar mensaje — me miró sorprendida.
— ¿Me estás tomando el pelo? — le negué con la cabeza, miré mi teléfono y se alcanza a ver el mensaje de Aislin por WhatsApp diciendo feliz cumpleaños tío, le mostré la pantalla y miró — ¿Por qué no me lo dijiste? — se lanzó a mis brazos y giré con ella mientras me llenaba de besos — Estamos realmente locos, queremos serlo todo y no conocemos nada del otro.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
RomansLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...