HARRY
Ha pasado una semana desde ese día, no he sabido nada de ella, me habló por WhatsApp, pero no respondí sus mensajes, me llegó a preguntar porque no le respondía, que me quería ver, que quería conversar conmigo, pero tampoco se los respondí, estoy mejor así, es solo costumbre Harry, solo costumbre, el amor no existe, es solo gustos en común.
— Por favor no olvides ir hoy a la prueba de vestuario — Nate suena tenso al teléfono.
— No lo olvidaré, realmente me debe caer muy bien tu novia y a ti te tengo que querer mucho para haber aceptado esto — se puso a reír y nos despedimos para colgar la llamada.
Llegué puntual a la prueba de vestuario, saludé a Nate y la diseñadora me entregó una camisa y un pantalón, me dirigí a los vestuarios, abrí la primera puerta de un solo movimiento y el corazón se me paralizó, Mia intentó taparse con lo que tenía a la mano, pero imposible tapar ese cuerpo.
— Harry por dios deja de mirarme y cierra la maldita puerta — está roja como un tomate.
— A si lo siento — cerré la puerta en shock, adiós a mis noches frías, recordando este momento viviré con fiebre y mi imaginación se la pasará en grande, por dentro estoy feliz, pensé que no la vería, verla siempre me hace feliz — Mia lo siento.
— Véte por favor — debe estar aún roja, su tono de voz es de vergüenza.
— Tu fuiste la que no echó el pestillo a la puerta — no dijo nada — Esta bien — hice sonar los pasos, pero me quedé en el mismo lugar, sentí que botó aire fuerte.
— ¿Estás ahi verdad?
— Si — se puso a reír y su risa se contagió en mí, abrió la puerta ya vestida e hice un puchero, quería seguir admirándola en lencería.
— Descarado.
— Y eso te encanta — maldita sea, es como si no hubiese pasado una semana sin verla, mis hormonas están incontrolables, aunque pensándolo bien ser buena persona no me está funcionando para nada, a lo mejor debería comenzar a hacer esto a mi manera.
— No.
— No sabes mentir — me acerqué un paso y Mia lo retrocedió a pesar de tener un metro de distancia entre nosotros, cerré la puerta echando el pestillo, tragó saliva nerviosa sin decir nada, solo mirándome.
— ¿No pedirás disculpas por lo que acaba de suceder? — di otro paso y ella volvió a retroceder uno.
— Claro que no, fue lo mejor que me ha pasado en mi vida — sonrió, pero intentó disimular rápido su sonrisa, di otro paso y Mia al retroceder chocó contra el espejo.
— ¿No pedirás disculpas por desaparecer? — preguntó nerviosa girando su cuello rápido para mirar con qué había chocado y luego mirándome a mí, me quedé sin saber que decir — ¿Por qué no respondías mis mensajes? — tampoco se qué responderle, no le puedo decir que la vi con su novio y me inundaron los celos, que la extraño, que la anhelo, la deseo, que me esta volviendo loco — ¿No dirás nada? — la agarré del cuello apegándola contra el espejo y junté mi boca con la de ella, pude sentir fuegos artificiales por dentro, esa sensación cuando cumples lo que deseas, me siento jodidamente excitado, la anhelaba en cantidades inimaginables y sabe jodidamente bien. Pensé que me alejaría, me golpearía, o gritaría, pero me comenzó a besar con la misma desesperación que la estoy besando yo, enredando sus manos por mi cabello, ella igual estaba deseando esto. Bajé mis manos a su vestido y comencé a subirlo, pero me frenó.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
RomanceLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...