Capítulo 30: Abre Tus Hermosos Ojos Harry.

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MIA

— Mia tienes que calmarte, te dijeron que estaba bien — José me agarró de los hombros sacudiéndome en el asiento del vehículo camino al hospital.

— Hola Nate, lo siento por no responder — Step se puso a llorar porque se siente culpable por no querer responder las llamadas a Nate — No mientas, di la verdad — amenazó al teléfono.

— Oh por dios alguien me tendrá que pagar terapia psicológica por tener que soportarlas a ustedes dos embarazadas — se quejó José llevándose las manos a la cabeza, me hizo reír a pesar de mi llanto.

— Está bien Mia, Nate dice que fue leve.

— Y si es mentira y me dicen eso para no preocuparme, estoy desesperada y siento que no llegamos nunca.

— Tranquila señora estamos por llegar — dijo Bernardo — Las calles están peligrosas con la mezcla de nieve y lluvia, hay que manejar con precaución.

— Entonces por qué no me dejan hablar con él, por qué tiene su teléfono apagado, si fuera leve estaría despierto y él diciéndome al teléfono que me calme — dije al borde del colapso, Step y José se quedaron callados, porque saben que tengo razón.

A los 20 minutos me bajé corriendo del vehículo para entrar al hospital, fui muy notoria por los pasillos haciendo sonar mis stilettos, intentando correr como podía con estos zapatos.
Llegué al piso que me dijo la señora Thompson, y busqué los números de las habitaciones.

— Mia — escuché mi nombre tras de mí, me giré desesperada corriendo hacia la voz que me llamó, Nate.

— Nate dime la verdad — me sujetó de las manos y no me había dado cuenta que tras Nate estaban los señores Thompson.

— Mia cariño está bien, por favor tienes que calmarte — me abrazó, pero me solté rápido, necesito ver a Harry. Vi a Jacob saliendo de una habitación con su bata blanca, en esa habitación debe estar Harry.

— Jacob — corrí hasta él tomándolo de las manos — Dime la verdad por favor.

— Mia está bien te lo prometo — caminé directo a la habitación y me frenó — Está descansando, no va a despertar en las primeras horas.

— Déjame verlo — me limpié las lágrimas y me miró triste.

— Si pueden entrar a verlo, está fuera de riesgo vital, solo está durmiendo por los medicamentos — me relajé de forma instantánea al escucharlo.
Me abrió la puerta y sentí el sonido de las máquinas. Entré con miedo, miedo a cómo lo podría encontrar, pero solo tiene un parche en el lado izquierdo de su frente, sentí que mi cuerpo se destensó, que mi respiración se regularizó.

— ¿Mia llegó? — la voz de mamá.

— Mamá— me giré hacia la salida y comencé a llorar, a llorar de esa manera como cuando eres niña y te caías del columpio, te hacías la fuerte hasta llegar a casa, en dónde mamá te preguntaba ¿Qué sucedió?  y comenzabas a llorar sin fin. Lágrimas de miedo de todo lo que pude haber perdido y por todo lo que imaginé en estos minutos hasta aquí. Nos falta tanto por vivir, tantos besos, tantas noches, tantos buenos días, sentí tanto miedo, terror, fue horrible tener que pensar que no estaría para compartir un chocolate junto con los besos.

— Hija — mamá me abrazó — Tranquila  amor el miedo ya pasó, Harry está bien, solo está durmiendo — asentí intentando calmarme, me limpié los ojos — Entra a tomar su mano, lo necesitas más tú que él — sonreí y terminé de entrar por completo a la habitación con Jacob.

Harry está durmiendo plácidamente, sigue igual de hermoso como siempre a pesar del parche en su frente. Me acerqué a tomar su mano y está cálido. Miré las máquinas y no hay ninguna inusual, solo la de signos vitales y la máquina con suero para traspasar medicamentos a su organismo.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora