Capítulo 13: Un Falso Martini De Agua.

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MIA


Cuatro días antes ...

Vibró el teléfono, ya siento terror cada vez que vibra mi teléfono. Me sequé las lágrimas y lo tomé para revisarlo. Steve.

Al parecer tenía razón, preciosa siempre te lo dije, yo siempre gano y siempre termino teniendo la razón, espero que esto te haga recapacitar. Besos.

Adjuntó una fotografía, y comencé a llorar desconsolada, sale Harry a las afueras del edificio de la revista abrazando a Madison.
La historia se está volviendo a repetir y en la misma época que hace años atrás.

Actualidad ...

Bajé a desayunar, durante la semana me he tenido que obligar a comer aunque no lo quiera, siento que en vez de comenzar a ganar peso, estoy perdiendo peso.
En el primer piso estaba el caos, todos corriendo de allá para acá, adornando, preparando todo para esta noche, la celebración del cumpleaños de Harry, mis padres llegaron hoy en la mañana a Nueva York, mentí diciendo que estaría todo el día ocupada, cuando en realidad he estado encerrada aquí toda la semana. Harry presentó una licencia a mi nombre, para que yo no me apareciera por el trabajo y se encargó de decirle a nuestras familias que todo estaba bien, que solo era Photoshop, que las noticias son falsas, que estamos juntos y nadie sospecha absolutamente nada, cuando llamaban a todos les decía que si, que era cierto lo que decía Harry. A Samantha, José y Stephanie les he dicho que no tengo deseos de salir por trabajo y por fotógrafos, que me esperaran unos días, a ninguno le pareció raro por todo lo que está sucediendo, así que no se han aparecido por aquí.

— Señora, su vaso de leche, el jugo de naranja recién exprimido y su comida.

— Gracias señora Stevenson — me sonrió y se marchó del área de la cocina dando órdenes a las demás personas. Me acerqué a un mueble, tomé las vitaminas que tenía escondidas y me las metí rápido a la boca. Me senté en un taburete a comer mi desayuno. Están dejando el salón realmente hermoso, y están preparando cosas realmente deliciosas.
Le envié un mensaje a Harry para saber si vendría antes de que lleguen todos los invitados, o tendría que inventar una excusa de que ocurrió un percance de último minuto en la revista.

Llegaré antes.

Esa fue toda su respuesta. Subí a ducharme y prepararme para el cumpleaños.

Iba a escoger un pantalón de traje y chaqueta americana, no tenía deseos de maquillarme y peinarme, pero cuando me miré en el espejo no me gustó lo que estaba viendo, porque estoy tapando mi cuerpo y no sé por qué, así que me quité toda esas prendas y comencé a escoger prendas que espero que resalten todo lo que antes odiaba y que ahora amo.
Escogí un vestido realmente corto sin hombros y con mangas españolas, le añadí un cinturón ancho café en la cintura y me puse unas botas negras hasta la pantorrilla. Ahora si que si, me siento realmente sexy frente al espejo. Marqué más ondas en mi cabello y me maquillé con tonos bronceados.
Me incliné a maquillar mis labios cuando sentí la puerta de la habitación, debe ser Harry, así que me incliné más, curvando más mi espalda para acercarme al espejo y terminar de maquillar mi boca, con este vestido se me debe ver absolutamente todo si estoy así de inclinada. Sentí un carraspeó fuerte y me enderecé de forma lenta, miré a mi derecha en dirección a la puerta y estaba Harry apoyado en la mesa del centro de su vestidor devorándome con sus ojos. No le dije nada, me volví a observar en el espejo y sonreí, me gusta lo que veo.

— Te ves tan hermosa que llegas a doler —
me elevé unos centímetros del suelo. Me giré a observarlo y me puse a caminar de forma lenta hacia él. Se ve como ese antojo que tengo ganas de comer hace días, esos chocolates de praline belga que se derriten en tu boca y generan placer, solo placer. Le cae un mechón ondulado por su frente, de forma natural, está usando sus anteojos de marco negro, lleva sobre su camisa blanca un chaleco de traje azul marino, igual que sus pantalones, un reloj de bolsillo en su pecho, las mangas arremangadas y los primeros botones de su camisa desabrochados.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora