Capítulo 15: Interrupciones Inoportunas.

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HARRY


— Te estaba esperando — se giró e hizo sonar el látigo que tenía en su mano, corrí a ponerle pestillo a la puerta y encendí la luz — Ay dios mío — balbuceé mirándola.

— Harry — comenzó a acercarse, está en un corset negro de cuero que aumenta sus pechos de forma impresionante, con un antifaz de cuero y un látigo en su mano, la iba a frenar pero se acercó a besarme conduciéndome a algún lado, seguí su ritmo hasta que me empujó y caí sobre la cama.

— Mia espera — pasó el látigo por mi cuerpo y siento que me falta el aire — Mia no por favor — pedí rogando.

— ¿Tienes miedo? — se arrodilló sobre mí dejándome cazado.

— No, no, están nuestros padres abajo — se frenó y se quedó quieta.

— Si es una broma, es de mal gusto.

— No, no es una broma — dije tartamudeando, dejó caer su trasero sobre mí y me quejé.

— Lo siento, lo siento — se levantó rápido de mi erección.

— Yo — intenté razonar, pero estoy tan erecto que duele — Yo me iré a duchar con agua fría — dije sufriendo y ella asintió culpable — Tu vístete y baja, dices que me estoy poniendo algo más cómodo — se quitó el antifaz enojada y se puso a caminar al vestidor sin decir nada, me dejé caer hacia atrás en la cama y tomé aire fuerte.

— Te juro que si vuelve a pasar una vez más — me apuntó amenazante devolviéndose a mí realmente enojada — ¡Uy! — chilló, y es como si el destino le concediera su deseo, porque volvió a pasar, una y otra vez.



— ¿Estás ocupado? — entró rápido Mia a mi oficina.

— No — apenas escuchó mi respuesta se lanzó a mi boca y se subió desesperada sobre mí, la tomé desde las piernas, las enrollé alrededor de mis caderas y me levanté con ella en brazos para sentarla sobre mi escritorio, le quité sus bragas y me las metí en mi bolsillo, me desabroché mis pantalones y bajé mis bóxer para entrar triunfal al paraíso, pero sonó la puerta.

— Harry — dijo papá desde el otro lado, Mia se bajó en un segundo de mi escritorio y yo me subí toda la ropa de un solo movimiento.




Siéntate aquí — me tiene con los ojos vendados y las manos atadas, sentí que me sentó en mi silla, de pronto comenzó a soñar Feeling Good de Michael Bubble y sonreí como un idiota — ¿Estás listo?

— Sabes que siempre estoy listo — respondí presuntuoso.

— Te creo, se te nota en el pantalón, por dios que tienes ahí — exclamó ofendida.

— Lo que más te gusta — me golpeó en el hombro y me puse a reír, sentí que me desató la venda y abrí los ojos — Definitivamente eres lo que más me gusta — está con una ropa interior hermosa de encaje en color Verde Petróleo — El busto te está creciendo.

— No, me equivoqué de talla de brasier y me queda pequeño, por eso se ven así — se rió y se sentó sobre mí — Me tendrás que subir el sueldo por estos servicios señor Thompson.

— Encantado señora Thompson — se desabrochó el sostén y se lo quitó, me mordí el labio y tiré de mis manos para poder tocarla, pero estoy atado.

— ¿Listo para tu baile? — iba a responder que si, pero no hablé yo.

— Va la señora Thompson y la señora Gregson a su oficina — dijo Ana a través del intercomunicador. Mia recogió su ropa y corrió al baño, hice el impulso para levantarme, pero no pude, estoy atado.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora