HARRY
— Te estaba esperando — se giró e hizo sonar el látigo que tenía en su mano, corrí a ponerle pestillo a la puerta y encendí la luz — Ay dios mío — balbuceé mirándola.
— Harry — comenzó a acercarse, está en un corset negro de cuero que aumenta sus pechos de forma impresionante, con un antifaz de cuero y un látigo en su mano, la iba a frenar pero se acercó a besarme conduciéndome a algún lado, seguí su ritmo hasta que me empujó y caí sobre la cama.
— Mia espera — pasó el látigo por mi cuerpo y siento que me falta el aire — Mia no por favor — pedí rogando.
— ¿Tienes miedo? — se arrodilló sobre mí dejándome cazado.
— No, no, están nuestros padres abajo — se frenó y se quedó quieta.
— Si es una broma, es de mal gusto.
— No, no es una broma — dije tartamudeando, dejó caer su trasero sobre mí y me quejé.
— Lo siento, lo siento — se levantó rápido de mi erección.
— Yo — intenté razonar, pero estoy tan erecto que duele — Yo me iré a duchar con agua fría — dije sufriendo y ella asintió culpable — Tu vístete y baja, dices que me estoy poniendo algo más cómodo — se quitó el antifaz enojada y se puso a caminar al vestidor sin decir nada, me dejé caer hacia atrás en la cama y tomé aire fuerte.
— Te juro que si vuelve a pasar una vez más — me apuntó amenazante devolviéndose a mí realmente enojada — ¡Uy! — chilló, y es como si el destino le concediera su deseo, porque volvió a pasar, una y otra vez.
— ¿Estás ocupado? — entró rápido Mia a mi oficina.
— No — apenas escuchó mi respuesta se lanzó a mi boca y se subió desesperada sobre mí, la tomé desde las piernas, las enrollé alrededor de mis caderas y me levanté con ella en brazos para sentarla sobre mi escritorio, le quité sus bragas y me las metí en mi bolsillo, me desabroché mis pantalones y bajé mis bóxer para entrar triunfal al paraíso, pero sonó la puerta.
— Harry — dijo papá desde el otro lado, Mia se bajó en un segundo de mi escritorio y yo me subí toda la ropa de un solo movimiento.
— Siéntate aquí — me tiene con los ojos vendados y las manos atadas, sentí que me sentó en mi silla, de pronto comenzó a soñar Feeling Good de Michael Bubble y sonreí como un idiota — ¿Estás listo?
— Sabes que siempre estoy listo — respondí presuntuoso.
— Te creo, se te nota en el pantalón, por dios que tienes ahí — exclamó ofendida.
— Lo que más te gusta — me golpeó en el hombro y me puse a reír, sentí que me desató la venda y abrí los ojos — Definitivamente eres lo que más me gusta — está con una ropa interior hermosa de encaje en color Verde Petróleo — El busto te está creciendo.
— No, me equivoqué de talla de brasier y me queda pequeño, por eso se ven así — se rió y se sentó sobre mí — Me tendrás que subir el sueldo por estos servicios señor Thompson.
— Encantado señora Thompson — se desabrochó el sostén y se lo quitó, me mordí el labio y tiré de mis manos para poder tocarla, pero estoy atado.
— ¿Listo para tu baile? — iba a responder que si, pero no hablé yo.
— Va la señora Thompson y la señora Gregson a su oficina — dijo Ana a través del intercomunicador. Mia recogió su ropa y corrió al baño, hice el impulso para levantarme, pero no pude, estoy atado.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
RomansaLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...