Capítulo 11: Todo Se Desmoronó.

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HARRY

Esta vez al despertar, me di cuenta que estoy rodeado de su calor, no dan ganas de levantarse en esta comodidad, comencé a acariciarla y sentí su respiración contra mi pecho. Abrí los ojos y tomé el teléfono para mirar la hora, aún es temprano. Salí de la cama sin despertarla y bajé a buscar el desayuno.

— Princesa — se quejó durmiendo y acaricie su espalda descubierta con mi dedo, sentí que se rió de forma suave por las cosquillas — Mia — abrió los ojos asustada.

— ¿Me quedé dormida? — preguntó girándose para mirarme.

— No, aún no suena tu alarma, hoy estaré muy ocupado en el día y quería aprovechar la mañana — asintió algo aturdida — Te traje el desayuno — miró hacia la mesita y vio la bandeja, se quedó mirándola fijo unos segundos y luego me miró a mí.

— Eres lo mejor que me ha pasado — lo admitió llena de alegría y sonreí acercándome a darle un beso.

Me senté a su lado y tomé la bandeja con desayuno, Mia se incorporó en la cama mirando mi cuerpo.

— ¿Qué? — llevó los ojos de mi cuerpo a mis ojos.

— Nada, nada — negó con la cabeza nerviosa — Me gusta mucho tu cuerpo — sonreí observando cómo se está poniendo roja solo por decir esas palabras.

— Gracias — sonrió de forma tierna y se concentró en la bandeja que está sobre mi — Está semana tengo mucho trabajo y reuniones — hizo un puchero tierno subiéndose sobre mí — Prometo que solo esta semana, luego intentaré normalizar mi agenda.

— Bueno, mientras nos tengamos en la mañana y en la noche, soy muy — me dio un beso en la mejilla — Muy — me dio un beso en la otra mejilla — Muy — me dio un beso en los labios — Feliz — me quedó mirando unos segundos de forma quieta, analizándome — Te quiero contar algo que me está sucediendo — asentí tomando su mano que tiene apoyada en mi rostro — Me ha sucedido en situaciones, que mi mente recuerda cosas de mi relación anterior, no de nuestro pasado juntos, y me doy cuenta de las cosas que estaban mal, y que yo permitía porque pensaba que estaba bien, que era normal, no conocía otra realidad, solo eso.

— ¿Situaciones como la que me contaste en el avión? — asintió algo triste.

— Si, me acaba de suceder ahora cuando te vi con la bandeja de desayuno, yo ... — se le quebró la voz de forma tierna y la abracé apegándola a mí — No sé por qué lo permitía Harry — se me rompe el corazón verla así de triste por culpa de otras personas, es increíble el daño que se causa, como marca a una persona las situaciones vividas, la atormentan hasta el día de hoy, yo creo que jamás se olvidan, cosas así jamás se olvidan, pero depende de cada uno avanzar y encontrar personas que te ayuden a olvidarlas o intentar recordarlas lo menos posible — Y me da rabia tener que recordarlo, no quiero espacio para esos pensamientos.

— Tranquila princesa, dale tiempo, yo también cuando estaba con Isadora las comparaba inconscientemente, dale tiempo — asintió ya más relajada.

— Siempre me he preguntado si realmente el amor es así, que estemos destinados, ese hilo rojo del cual todos hablan.

— Yo creo que si — me miró sorprendida por mi respuesta — Que de cualquier manera te hubiera encontrado.

— Ay me excita esa seguridad.

— Que bueno, porque yo lo estoy desde que te subiste sobre mí — se puso a reír y yo me quedé serio, porque es verdad.

— ¿Era cierto? — preguntó riéndose.

— Claro que era cierto — se dejó de reír y se mordió el labio.

— ¿Y entonces? — se puso a hacer un camino con sus dedos por mi pecho — Realmente me gusta tu cuerpo — dijo convencida y enojada mirándome, esta vez no pude quedarme serio y me puse a reír.

— La verdad es que estoy comiendo el doble de lo que comía antes, si no fuera por el deporte no me quiero ni imaginar cómo sería.

— Serias perfecto igual y tendrías una panza para dormir — me abrazó en el estómago apoyando su cabeza.

— Hey, cómo que una panza para dormir.

— ¿Cómo tú duermes en mis pechos o apoyado en mi trasero? — cerré la boca, tiene razón.

— Créeme que son el mejor lugar para dormir — respondí con descaro — Y hablando de pechos y trasero — levanté mis cejas recorriendo su cuerpo con mis manos.

— No pierdes el tiempo — dijo con tono burlesco.

— Cuando se trata de ti princesa — negué con la cabeza levantándome y Mia retrocediendo por inercia a mis movimientos.

Toda la semana fue de lo más agotadora, y el fin de semana igual, pero también todos estos días han sido de lo más perfectos, Mia no se molesta por cosas como "Tengo mucho trabajo" todo lo contrario, me intenta facilitar mi día a día preguntándome si necesito algo, me apoya en cada momento y espero que ella se sienta igual conmigo, pero por sus sonrisas y sus miradas siento que está más feliz que nunca, o si no, estaría fingiendo demasiado bien.

— Adivina qué ser desagradable y horrible está de cumpleaños el día de mañana — entró a mi oficina cerrando de forma coqueta con cara de maldad absoluta, como esas imágenes de niños que van a hacer una maldad.

— ¿Me vienes a dar algún adelanto de mi regalo? — me dejé caer hacia atrás en mi silla de cuero, con la esperanza de que Mia se viniera a sentar sobre mí.

— Claro que si — respondió segura subiéndose al escritorio, gateó hasta a mí de forma sexy y me hizo señas con su dedo para que me acercara en la silla.

— Me encantas — dije acercándome a su boca — Cada dia me quitas un poco más de cordura.

— Estos atrevimientos de mi parte solo son provocados por ti, tú sacas esta parte de mí — pasó su escote por mi rostro a propósito, mientras se sentaba en la orilla del escritorio poniendo sus tacones uno a cada lado de mis piernas, definitivamente está acabando con todo mi razonamiento - ¿Cuántos años serán? — se burló de forma inocente.

— No me recuerdes que me estoy haciendo viejo — se puso a reír y me puse de pie avanzando con mis manos por sus piernas.

— Más edad Harry, más deseable te vuelves a mis ojos — se echó hacia atrás apoyándose con sus codos, enrolló rápido sus piernas en mi cintura jalándome hacia ella con fuerza — Cada día que pasa te pones mejor — se mordió el labio y yo solo estoy intentando memorizar cada movimiento, mi respiración está acelerada, pero estoy intentando disimularlo — ¿Solo me quedarás observando o tomarás tu regalo por adelantado? — se desabrochó los botones de su blusa dejando sus pechos con su brasier color café a la vista, arqueándose hacia atrás, pero que maravilloso se ve el color café en ella, estiré mi mano rápido agarrando su nuca y de un solo movimiento la levanté enderezándola por completo, apegando sus labios contra los míos sin llegar a besarla.

— Por favor Harry — suplicó y cerré los ojos retomando el control.

— ¿Por favor qué? — me salió demasiado imponente mi tono, pero simplemente no conozco otra manera de ser en estos momentos.

— No te controles — atrapé sus labios con los míos devorándola con ganas incontrolables, ella lo pidió, sin control.


— ¡Feliz Cumpleaños! — fue lo primero que escuché al despertar y tener a Mia sobre mí con su hermosa sonrisa fue lo primero que vi. Me adornó una bandeja con el desayuno llena de corazones, muchos "I Love You" y dijo que no me entregaría el regalo hasta la noche, volvió a preguntar si estaba seguro que no quería hacer nada hoy en la noche, volví a decir que no, que siguiéramos con el plan de celebrar el fin de semana, aún estoy con mucho trabajo y tapado en reuniones.

Llegué feliz a la oficina, Ana me dijo feliz cumpleaños y me dio un fuerte apretón, al entrar en mi oficina estaba mi padre, mi abogado y Raúl, sonreí, pensé que estaban aquí para desearme feliz cumpleaños, pero todos tenían mala cara.

— Lo siento hijo — papá me miro triste enseñándome una fotografía, todo se desmoronó.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora