Capítulo 22: Quiero Mis Malditas Donas!

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MIA


— ¿Qué quieres hacer? — José me miró con ternura.

— Quiero comer donas y que alguien me abrace mientras como donas — se puso a reír sentándose a mi lado rodeándome con sus brazos.

— Eres una regalona — lo abracé de vuelta y comenzó a buscar en su teléfono las donas a domicilio — Te tengo que contar algo — dijo entusiasmado, lo solté para mirarlo emocionada y expectante — Con Josh queremos adoptar, queremos ser padres — me tapé la boca emocionada, me puse a gritar muy feliz abrazándolo, dejándonos caer en el sofá.

— Que emoción, me encanta demasiado, estoy muy feliz por ti — José asintió con sus ojos llorosos.

— Espero que todo resulte, será muy difícil, pero espero que todo resulte — lo volví a abrazar y esta vez comenzó a reír mientras lo apretaba fuerte — Ahora me vas a decir ¿Qué estás haciendo aquí pidiendo que te abracen mientras comes donas?

— Nada — respondí feliz, José entornó los ojos.

— Stephanie ya llamó preguntando si estabas conmigo, porque Harry raptó a Nate y se lo llevó — bufé molesta y José me miró desafiante — Bueno, no digas nada, se que Step te hará hablar — sonó el timbre y José sonrió triunfal poniéndose de pie para abrir la puerta.

— ¿Ya habló? — preguntó Step intrigada apenas abrió la puerta José.

— No — respondió José como si fuera obvio.

— Hay que celebrar con donas que quieres adoptar — dije feliz.

— ¿Vas a adoptar? — preguntó feliz Step desconcentrándose.

— Lo está haciendo para desconcentrarte — contesto José sacudiendo a step de los hombros para que reaccionara.

— Lo sé, pero igual hay que celebrarlo — chilló feliz y yo igual.

— ¡Con donas! — volví a insistir, necesito esas malditas donas por mi salud mental.

— ¿Con donas? — preguntó Stephanie mirándome como si fuera un bicho raro que acaba de ver por primera vez en su vida.

— Por qué lo preguntas así, lo dices como si alguna de ustedes dos pudiera beber alcohol.

— ¿Es tu primer antojo?

— No sé si lo llamaría antojo, siempre tengo ganas de comer donas — José estalló en risas por mi respuesta.

— Pero es diferente, porque es como si no pudieras seguir viviendo sin esa maldita dona.

— Ay si, por favor necesito una dona, la estoy saboreando, siento que voy a morir — me dejé caer en el sofá desmayada.

— Eso es un antojo — dijo segura Stephanie.

— Por favor, aún ni siquiera es más grande que un frijol — nos pusimos a reír los tres.

— ¡Señor dame paciencia! — gritó José a los cielos — Mis dos mejores amigas embarazadas y al mismo tiempo, escribiré un libro de cómo sobrevivir a esto.

José terminó pidiendo muchas donas, porque le traspasé mi antojo de donas a Stephanie.

— Chicas — dijo José preocupado — Creo que tengo una mala noticia — nos miró con rostro de "Perdón por nacer y estar aquí con ustedes" — Cancelaron el pedido de las donas.

— ¡¿QUÉ?! — me paré realmente enojada del sofá, llevo aquí media hora esperando por mis donas, para después decirme que no llegarán — ¡NO! — fui directo a la salida a tomar mi abrigo.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora