Capítulo 31: El Peor Consejero De La Historia Se Llama Harry James Thompson.

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HARRY


Me siento en las nubes, no siento nada, me siento desorientado. Comencé a sentir el pitido de una máquina a mi lado, abrí los ojos sin saber dónde estoy. Hasta que recordé. Mia, necesito ver a Mia. Abrí bien los ojos y vi a Mia apoyada en mi pecho, sonreí enseguida, tiene agarrada mi mano con fuerza, necesito saber qué hora es, no creo que hayan pasado más de unas tres horas. Llevé mi otra mano a su cabello, y sentí que tengo catéter en ese brazo, estoy conectado a las máquinas que suenan. Me toqué, no tengo ningún rasguño, hasta que pase la mano por mi frente, tengo un parche. Pero creo que no hay nada más. No siento nada inusual. Ahora si llevé mi mano derecha a su cabello, con mi otra mano acaricié su rostro, debe estar incómoda sentada aquí. No creo que tenga frío, está súper cálida la habitación.
Se movió cuando sintió mi mano en su rostro, abrió los ojos y se encontró con los míos.

— Harry — dijo demasiado feliz — Amor despertaste — llevó su mano a mi rostro y me dio un beso en los labios, llevé mis manos a su rostro y también le respondí su beso — Tuve tanto miedo, debería haber almorzado contigo.

— No, Mia, no te culpes por favor — asintió con sus ojos llorosos — ¿Qué hora es?

— Son las 10.

— ¿Cenaste? ¿Alcanzaste a almorzar? — me miró rara.

— Son las diez del otro día Harry — abrí mis ojos enormes y asustado.

— ¿Qué?

— Dormiste 18 horas — me puse a reír.

— No te salió la broma — se quedó seria.

— No es broma — tragué saliva nervioso — Llamaré a Jacob, dijo que le tenía que avisar cuando despertaras — asentí y me quedé tranquilo sobre la cama, no pueden haber pasado 18 horas.
Enseguida apareció Jacob entrando a la habitación.

— Pensé que no despertarías, te veías tan cómodo — sonrió acariciando mi brazo — Déjame revisarte — sacó una mini linterna y comenzó a apuntar mis ojos, seguí sus instrucciones, me preguntó si me dolía algo.

— Nada.

— Seguro Harry, por favor no mientas.

— Princesa no estoy mintiendo me siento súper bien.

— Igual me gustaría hacerte una última resonancia, fue demasiado fuerte tu golpe en la cabeza, te sientes bien porque estás con fármacos intravenosos.

— Si, me quedaría más tranquila.

— No creo que sea necesario — dije tranquilo, Mia me miró con desilusión.

— Solo es para descartar amor — tomó mi mano.

— Luego al salir, debes salir en silla de ruedas — dijo Jacob esperando mi reacción.

— En serio, no creo que sean todas esas cosas necesarias — esta vez ya lo dije seguro, no quiero que insistan, Mia botó aire algo frustrado.

— Mia preciosa nos podrías dejar un minuto a solas — le pidió Jacob de forma amable, Mia asintió y salió de la habitación.

— Mira idiota, la mujer que acaba de salir de esta habitación estuvo aquí desde que ingresaste al hospital, hubieras visto en la forma en que llegó, créeme que nadie la podía calmar llorando por ti imbecil, así que te harás la maldita resonancia y saldrás en la maldita silla de ruedas — nos quedamos mirando, pero le quité la vista — ¿Lo harás?

— Si, claro que si — fue a abrir la puerta para que entrara Mia. Mia entró hablando por teléfono y colgó.

— Era tu madre, le dije que habías despertado y que estás bien ¿Te harás la resonancia?

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora