Capítulo 12: La Felicidad Tiene Fecha De Caducidad.

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MIA


No puedo estar más feliz, creo que es el día más feliz de mi vida.
Pasé a una tienda Macy's a comprar lo necesario para armar el regalo de Harry. Tengo ganas de gritar de felicidad.

Llegué a nuestro piso, me tomé el día completo en el trabajo para esto. Armé el regalo y esperé que llegara el pastel, dejé todo sobre la mesa del salón armado y listo para cuando Harry llegue y subí a la habitación a ducharme, cambiarme y prepararme.

Cuando salí de la ducha, le envié mensajes a Harry para saber cómo va el trabajo, pero no respondió, luego de unos minutos llame, pero no me contestó. Sentí ladridos de Clifford así que me puse la bata de seda y bajé a mirarlo, pero en la escalera vi entrando a Harry en el piso.

— ¿Ya llegaste, tan temprano? — corrí a sus brazos, pero Harry puso su mano impidiendo que me acercara a un metro, me detuve de golpe — ¿Qué pasa?

— Prometí que pasara lo que pasara entre nosotros, no volvería a desaparecer, así que aquí estoy, no voy a desaparecer, no me iré del país, no me iré con otra, pero si te vengo a decir que yo desde hoy dormiré en un hotel y no aquí — Harry está realmente molesto y yo no estoy entendiendo nada, mi respiración se aceleró, ni siquiera le puedo preguntar qué pasa, porque me siento mal, las palabras no me salen — Toma — me entregó una hoja arrugada — Estoy tan enojado, que no quiero escucharte por el momento — comenzó a caminar al ascensor y comencé a estirar la hoja rápido para mirar qué es, cuando vi la foto las lágrimas comenzaron a caer rápido, todo es mi culpa — ¡Maldita sea es la misma ropa que te quité yo ayer para hacerte el amor! — gritó enojado sin mirarme.

— No es lo que crees, por favor — lo seguí corriendo al ascensor — Tienes que escucharme — lo tiré de la chaqueta de su traje, pero Harry se soltó.

— Te voy a escuchar, pero no ahora, no quiero arrepentirme de mis palabras después, así que quédate aquí, no te voy a echar a la calle, no te voy a pedir el divorcio aún, pero por favor deja que el enojo se me pase y ni se te ocurra la idea de devolverte a Portland, porque no lo voy
a permitir — asentí rendida llorando y dejé que se subiera al ascensor, cuando las puertas cerraron, volví a mirar la foto.

La felicidad dura poco, y la nuestra siempre tuvo fecha de caducidad.

En la fotografía salgo besándome con Steve en un café frente a la pista de hielo del Rockerfeller Center.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora