HARRY
La puerta de mi oficina se abrió. Me asusté mirando hacia esa dirección.
— ¡Toma! — gritó enojada tirándome unos papeles al pecho — ¿Eso es lo que querías? ahí lo tienes — Mia está descontrolada, furiosa y yo no estoy entendiendo nada.
— ¿Qué pasa? — pregunté moviendo las manos desesperado, me agaché a recoger una de las hojas y la respiración se me cortó.
Papeles de divorcio. Están nuestras dos firmas, oficialmente estamos divorciados.
— ¿De dónde sacaste esto? — pregunté lleno de miedo, Mia está enojada mirándome sin decir nada — ¡¿De dónde sacaste esto?! — rompí los papeles y tomé otros del suelo para seguir rompiéndolos, Mia salió corriendo y salí tras ella, en eso se detuvo y miré hacia el frente, están nuestros padres bajando del ascensor, Mia siguió corriendo, cuando los demás nos vieron sonrieron, pero luego al darse cuenta las sonrisas se borraron de golpe.
— Papá detenla, que no suba al ascensor — mi padre se cruzó en la puerta evitando que Mia subiera.
— ¿Por qué? ¿Qué está pasando aquí? — pregunto mi padre sin entender nada.
— ¿Mia qué pasa? — el señor Gregson se acercó a abrazarla.
— Pregúntenle a Harry — respondió echándose a llorar y todos me miraron a mí.
— ¡Pero si yo no he hecho nada! — respondí exaltado perdiendo la paciencia.
— ¡Si lo hiciste! ¡Soy una tonta!, ¡Si hubiese sabido que estarías esperándome con el divorcio jamás te hubiese dicho que estaba embarazada!
— ¿Qué? — hasta Ana preguntó sorprendida cómo todos los demás, todos están en shock mirándonos.
— ¿Hija estás embarazada? — preguntó su madre tapándose la boca con los ojos llorosos, Mia asintió decepcionada — ¡Oh por Dios voy a ser abuela! — gritó acercándose a abrazar a Mia.
— Pero bebiste Martini, yo te vi — dijo su padre mirándonos como si nada encajara aquí.
— Era agua — respondí yo mirando a todos — Mia por favor, tenemos que hablar.
— No, ahora no — dijo el señor Gregson — Mia se tiene que calmar — asentí enojado, pero tiene razón.
— Está bien, ¿Qué haremos entonces? — Mia me miró con sus ojos tristes, pero no dijo nada — Ve con tu madre, yo me iré a casa — esquivé a todos y presioné el botón del ascensor para bajar.
— No, Harry — se acercó y tiró de mi mano — Independiente de lo que suceda, siempre serás el padre, no me dejes sola en esto por favor.
— Sabes que jamás he querido dejarte sola en nada, pero irrumpes en mi oficina lanzándome papeles, gritando, llorando, culpándome de todo, y ni siquiera entiendo de dónde salieron esos papeles.
— Pero tenían tu firma — tomé su rostro entre mis manos y sequé las lágrimas que rodaban por sus mejillas con mis pulgares.
— Sé que tenían mi firma, pero me tienes que creer, no sé de dónde salieron — Mia asintió poniéndose a llorar de nuevo.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
RomantizmLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...