Capítulo 2: Aquí Vamos, Juntos Contra El Mundo.

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HARRY


Me acerqué al intercomunicador que se encuentra en la muralla de la cocina y le hablé a Chase para que le prohibiera la entrada a absolutamente todos, incluyendo a mi familia.
Subí rápido a la habitación, Clifford al oír los gritos corrió hacia arriba, y sé que Mia tuvo que haber escuchado los gritos. La puerta estaba entre abierta, solo la empujé y la vi sentada sobre el colchón, con la bata de toalla puesta, el cabello mojado cayendo por sus hombros, abrazando al perrito, llorando desconsolada.

— Cariño — me arrodillé a sus pies para poder mirarla y Clifford me ladró con desaprobación. Lo que faltaba, ahora el perro.

— No — le reprochó de forma tierna a Clifford por haberme ladrado y este hizo un llanto de queja suave con culpabilidad. Mia se agachó y lo dejo en el suelo, intentó secarse lágrimas, pero no dejan de salir. Clifford se quedó quieto a mi lado observando atentamente a Mia, igual que yo. El poder de las mujeres traspasa toda forma viviente.

— Harry por favor, te firmo el divorcio o lo que quieras, pero yo no quiero esto — dijo entre sollozos, casi sin aire, suspirando por el llanto.

— ¿Te vas a rendir tan rápido conmigo princesa? — levantó sus ojos a los míos atrapándose por completo en mi mirada, a los segundos reaccionó negando con su cabeza — Entonces no me dejes solo remando contra la corriente. Yo puedo con todo, pero si tú estás a mi lado, porque si estás de parte de ellos, le crees a ellos, yo no podré contra nada.

— Es que una cosa es remar contra la corriente y otra muy diferente es remar contra tu familia.

— No estamos remando contra mi familia, solo hay diferencia de opiniones — no dijo nada, solo agachó su mirada triste — Si por esta situación tus padres te llamaran ahora y te pidieran que me dejes, te dijeran que yo te obligué a casarte de la peor forma, que te obligué a firmar cosas que no querías, ¿Me dejarías? — volvió a negarme con su cabeza — Entonces por qué me estás pidiendo a mí que te deje a ti.

— Tienes razón — sonrió triste, estiré mi mano a su rostro para acariciarla y limpiar algunas lágrimas.

— Perdóname — me miró confundida por mis palabras — Yo solo quería hacer de ti la mujer más feliz del mundo, pero está sucediendo todo lo contrario — se lanzó a mis brazos dejándose caer sobre mi llorando con más pena.

— No digas eso que rompes mi corazón, soy demasiado feliz a tu lado, mi tristeza es por culpa de todo lo que nos está rodeando — huele a la espuma de vainilla de la tina, aspire fuerte su olor, huele realmente genial.

— Princesa que no te afecte el alrededor, no escuches el alrededor, no mires el alrededor, solo somos tú y yo — se alejó asintiendo.

— Es que me da mucha pena que todo el mundo esté reaccionando así con algo que a nosotros nos está siendo felices — sonreí embobado mirándola, es tan hermosa por dentro como por fuera, y se que ella jamás herirá a una persona con palabras, todo lo contrario, ella embellece todo lo que toca, todo lo que mira y es capaz de traspasar su amor al resto, solo se necesita a Mia Thompson para llenar el mundo completo de amor.

Clifford se acercó a nosotros y me separé de Mia para tomarlo y hacerle cariños. Mueve su cola feliz, se nota en su carita que está feliz y Mia al mirarlo también rebosa de felicidad. Salí de la habitación y dejé a Clifford afuera, le di un golpe suave en el lomo y se puso a correr por el pasillo en dirección a la escalera, entre y cerré la puerta.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora