HARRY
— ¿Interrumpimos algo? — preguntó papá, Mia me miró con desaprobación porque sabe lo que voy a responder y que no me voy a comportar porque Richard está presente.
— Claro que no, solo intentaba convencer a la madre de mi hija en hacer ciertas cosas sucias, pero nada más, así que tranquilo.
— No puedo creer que tenga que aguantar esto toda mi vida — respondió el señor Gregson haciendo que mi padre comenzara a reír.
— Permiso — se excusó Mia soltándome, entrando directo al salón, la agarré de la mano deteniéndola — Voy a entrar mientras fumas, te espero dentro — respondió dulce, pero sus ojos me están diciendo todo lo contrario.
— No, ya no quiero, prefiero entrar contigo — contesté rápido siguiéndola por los ventanales — Hey detente — la tiré de la mano y se detuvo girándose enojada, iba a hablar, pero apareció mamá.
— Ay no me digan que ya están discutiendo — dijo desanimada, el rostro de Mia pasó de enojo a tristeza mirando a mi madre — No empiecen ahora — miré a mamá enojado.
— Lo siento señora Thompson — respondió Mia culpable, mirando al suelo avergonzada.
— No, no — estoy realmente enojado — No tienes por qué pedirle disculpa, ¿Y tú desde cuándo te metes en mis relaciones? — mamá me miró sorprendida por mi arrebato de rabia, Mia me tiró de la mano, pero no voy a permitir que se intro meta y que se sienta con el derecho de meterse donde no debe y menos que Mia le tenga que pedir disculpas.
— Hijo — levanté mi mano para que no siguiera hablando.
— Lo siento mamá — tomé a Mia de la mano para ir directo a las escaleras — Iré a mostrarle la habitación a Mia antes de cenar — respondí tosco, Mia no se opuso, me siguió en silencio por la escaleras.
— Tienes que aprender a controlarte Harry — dijo apenas entramos en la habitación.
— Lo sé — me senté en la cama, restregándome el rostro desesperado — Lo siento, yo — me quedé callado, últimamente, o mejor dicho, siempre termino arruinando sus fechas importantes, o siempre termino arruinándolo todo por culpa de mis reacciones, de mi genio — No soporto la manera en que te mira, no soporto escucharte como le pides disculpas a alguien por algo que no debes — Mia se acercó metiéndose entre mis piernas, tomando mi rostro, la miré hacia arriba.
— Amor no te destruyas mentalmente — sonreí, me encanta cuando usa la palabra amor para referirse a mi — Tú me dices todos los días lo hermosa que soy, solo para que mi mente te lo crea, yo te diré que siempre te escogeré a ti y que serás el único, todas las veces que sea necesario, hasta que dejes de destruirte mentalmente — la abracé fuerte hundiéndome en su vientre.
— Pensé que te enojarías, que te irías, que discutiríamos.
— De que estoy enojada, si lo estoy, pero no ganaría nada dejándote solo, dejando que tu mentalidad empeore.
— Gracias — sonrió asintiendo — Eres la mejor — acaricié su pancita y le di un beso en esa zona.
— En el bolso que subiste aquí, está mi maquillaje y toallas desmaquillantes — comenzó a mirar el alrededor buscando algo — En ese bolso — dijo feliz, mirando hacia la izquierda.
— ¿Qué tiene? — me agarró del rostro con fuerza.
— Que me puedo volver a maquillar — se lanzó sobre mí besándome, haciéndonos caer hacia atrás sobre el colchón, metí la mano por el tajo del vestido. Maldita sea me pone a mil. Nos giré en la cama y subí mil escalones en nuestros besos, es como si quisiera devorarla con mi boca, saborearla, deleitarme con el sabor de sus labios y sus quejidos entrecortados.
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El Jefe Para Siempre Será Mío (3)
Storie d'amoreLas películas de amor siempre tienen finales felices. ¿Pero qué sucede en la realidad después del "Fueron felices para siempre"? Esta es la tercera parte de El Jefe De Mi Prometido, en donde Harry seguirá intentando hacer junto a Mia, una historia...