Capítulo 32: Harry El Cúpido.

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HARRY


Le serví un vaso de whisky a Jacob y preparé café para Nate y para mí.

— ¿Qué pasó a quién odias? — preguntó Nate intrigado, me puse a reír con maldad.

— Pregúntale Nate, pregúntale — Jacob me asesinó con sus ojos sentándose en el sofá.

— Cuentes lo que cuentes, no pienso pasarte al perro para que lo acaricies — estallé en risas el escuchar a Nate.

— Me enamoré — admitió enojado, a Nate se le desencajó la mandíbula y yo admito que quedé sorprendido, no lo había escuchado decir esa palabra, le entregué su whisky, se lo bebió de golpe, le entregué el café a Nate y fui por mas whisky y mi café — Y de mi alumna en práctica — Nate se atoró con el café y yo me puse a reír.

— ¿Cuántos años tiene Jacob?

— 24 — Nate abrió los ojos enormes — Ay por favor ¿Tú también? Step tiene 26 — Nate abrió los ojos más enormes.

— No me lo recuerdes — me puse a reír, llegué con el vaso de whisky para Jacob y con mi café.

— ¿Qué sucedió Jacob? — esta vez lo pregunté serio.

— Llegué al hospital, iba decidido, pero en la entrada me topé con ella y — levantó su mano al aire cabreado.

— ¿Te arrepentiste?

— No, estaba con un chico que claramente era de su edad, con unas rosas, sonriendo mientras las olía, se veía feliz, miraba las rosas y al chico con felicidad, a mí no me mira así.

— A ti te mira con miedo, porque de ti está enamorada y el único que la puede romper eres tú, y justamente eso estás haciendo cada vez que abres la boca, no ese chico ni esas rosas.

— ¿Y tú cómo sabes la forma en que mira a Jacob? — preguntó Nate extrañado.

— Tuve el placer de conocer a Elena en el hospital.

— ¿Y? ¿Cómo es?

— Ay no, por favor evitémonos esto — se quejó Jacob.

— Joven — Nate se puso a reír — Es preciosa, tiene suerte de que haya aceptado hacer cosas sucias con este imbecil — Jacob también comenzó a reír.

— ¿Cosas sucias? — preguntaron con risas — Desde cuando ese vocabulario.

— Mia les dice así— provoqué más risas en ellos y levanté mis hombros satisfecho — ¿Entonces no te acercaste?

— No, claro que no, en ese momento me di cuenta que estaba cometiendo un error, es una niña que aún debe vivir esos momentos entretenidos de la juventud, salir, noviazgos, viajes, muchos amigos y amigas, de todos modos no hubiese funcionado, es mucha la diferencia — lo dijo bastante convencido mirando a la nada.

— ¿Cuánto tiempo le queda de práctica?

— Un mes y medio — respondió calmado.

— No te vas a resistir.

— Lo sé — dijo Jacob triste — No sé a quién engaño, estoy molesto, dolido, por un momento pensé que solo tenía ojos para mí, pero me equivoqué.

— Bueno si ella aceptó flores de otro, no creo que sea porque precisamente estás haciendo las cosas bien — hizo una mueca — Ni siquiera eres amable, ella debe estar pensando lo mismo que tú, ella es la practicante, ella es la que debe pensar que solo es un juego para ti.

— Muchos enredos, quiero algo menos complicado o que al menos no ponga en riesgo mi trabajo — se restregó los ojos cabreado con la vida — O a alguien de mi edad, que vaya a mi ritmo.

El Jefe Para Siempre Será Mío (3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora