Capítulo Cuatro

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Capítulo dedicado a Lauvelasquezm me encanta que te encanten tanto jeje 🧡

Mini-maratón 1/2

(Canción: Sometimes (Backwood) de gigi)

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El primer día de clase... no ha sido un completo desastre.

Es un logro, teniendo en cuenta que hemos llegado tarde a clase, que no me he enterado absolutamente de nada y que me he perdido innumerables veces durante los cambios de clase, haciendo que, a pesar de que mis «amigos» intentaban llevarme al lugar correcto, acabará perdiéndome por mi cuenta.

Pero bueno, como dice mi Tío Iván, luego tendré anécdotas graciosas sobre ello.

Al salir del instituto, Kai y Kieran se marchan en dirección a un todoterreno de color negro que se ve muy caro, antes de desaparecer por la avenida. El primero despidiéndose con un gesto de cabeza, mientras que el segundo, baja la ventanilla de su lado.

—¡Nos vemos mañana, pringadas! —vocifera, mientras que su hermano gemelo lo mira avergonzado.

Saoirse le hace el corte de manga, Pheebs se ríe por lo bajo y yo lo miro atónita ante el arrebato.

—Bueno, ¿qué tengo que hacer para tener tu teléfono? —habla Pheebs mientras caminamos hacia la avenida principal.

—¿El mío? Nada, pedírmelo —digo, un poco más nerviosa de la cuenta—. Pero si no compro un adaptador ya, de poco te va a servir tenerlo.

—¿Adaptador para el enchufe?

Asiento con la cabeza.

—Tengo el sitio perfecto para ello —comenta, mirando de reojo a Saoirse, que parece comprender el lugar al que se refiere solo con un intercambio de miradas.

Pheebs se aleja un par de pasos de mí, capitaneando nuestro pequeño grupo hacia donde sea que nos esté llevando. Saoirse rodea mis hombros, al darse cuenta de que miro varias veces en su dirección, sin saber muy bien dónde meterme ahora mismo.

—Pheebs es una friki de estas cosas —susurra, a la misma vez que giramos hacia la izquierda, adentrándonos en una callejuela.

Frente a nosotras hay lo que parece una especie de supermercado. La fachada, a diferencia de los lugares de restauración de la avenida, que estaban pintados de colores vistosos, es de color gris, donde en la parte más cerca al suelo hay marcas de ruedas de bicicletas y otras manchas de las que no quiero saber el origen.

La puerta está cerrada con una reja metálica que Pheebs alza después de desbloquearla con la llave. Entonces, una puerta acristalada repleta de carteles con ofertas o promocionando productos aparece en nuestro campo de visión.

Con una segunda llave desbloquea la puerta acristalada abriéndola, haciendo que el metal chirríe al ser arrastrado por el suelo. Saoirse y yo intercambiamos una mirada, en espera al siguiente movimiento de la rubia. Ella nos hace un gesto con la mano, invitándonos a entrar y no dudamos en obedecerla.

Todo el interior está sumido en total oscuridad.

O lo estaba.

Escucho un clic antes de que una luz blanca me ciegue. Parpadeo un par de veces, acostumbrándome a la nueva iluminación.

Paseo mi mirada por cada uno de los rincones, sorprendiéndome de que el interior no tiene nada que ver con el exterior. A pesar de parecer deteriorado por fuera, por dentro todo es nuevo.

Un inesperado amor | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora