Capítulo Tres

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Capítulo dedicado a Monica221102 felicidades retrasada, Larry.
Lof u 🥺❤

(Canción: When We Were Young de Lost Kings, Norma Jean Martine)

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A la cuarta alarma soy capaz de despertarme.

No sé por qué estoy tan cansada, si desde el viernes no he vuelto a salir salvo para estar con Saoirse cuando ha venido a visitarme a casa y explicarme como íbamos a hacer las cosas hoy.

En realidad, sí sé por qué tengo tanto sueño y esa razón es muy sencilla: no he dormido absolutamente nada.

Me costó muchísimo poder dormirme y ni siquiera pude ponerme música para tranquilizarme porque sigo con el móvil sin batería. Hoy pienso comprarme un adaptador. Si no, estoy segura de que mamá acabará matándome y Thais no me perdonaría en la vida.

Gruño frustrada y dejo caer mi brazo sobre mi rostro antes de suspirar.

Me permito remolonear un par de minutos más hasta que decido que ya ha pasado suficiente tiempo. Me acerco a una de mis maletas y saco de ellas un vaquero, una camiseta de una de mis bandas de música favoritas y una sudadera extragrande, de esas que mi madre siempre critica porque me hacen parecer una vagabunda, pero no entiende que esa es la intención. Más aún con el moño que me voy a hacer, porque estoy demasiado nerviosa para comerme la cabeza.

Me visto y me ato los cordones de mis zapatillas de la suerte, que se tratan de unas de color blanco, pero que están tan usadas que han adquirido un tono beige un tanto extraño y eso que las he puesto varias veces en la lavadora.

Cojo mi mochila, que solo tiene en su interior un estuche, un archivador con folios y mi cámara de fotos analógica en su funda, bien guardada.
No me molesto en coger el móvil porque sin batería de poco me va a servir.

Antes de salir de la habitación estiro las sábanas hacia atrás, dejándola «ordenada» y me marcho hacia el salón.

A diferencia del viernes, no hay rastro de Nara y Kairi pegando saltos en la zona de los sofás.

Dejo mi mochila en uno de los sillones y me adentro a la cocina encontrándome solo con Kenji y Helen. El primero está en los fogones haciendo unos huevos revueltos y la segunda está sentada en la mesa del comedor, bebiendo café o té de una taza.

—Buenos días —me saluda Helen, con su vitalidad habitual a pesar de ser las seis de la mañana—. ¿Has dormido mejor?

No he dormido nada, pero sí.

Asiento con la cabeza en respuesta, por no preocuparla más con mis nervios de ser la nueva en un instituto de otro país, donde hablarán otro idioma y encima siendo segundo trimestre.

Sin embargo, Kenji no me deja darle demasiadas vueltas al asunto cuando habla, captando mi atención.

—¿Necesitas que te acerquemos al instituto? —pregunta a la misma vez que sirve los huevos en un plato. Parece darse cuenta de que me quedo más tiempo del que debo mirando los huevos revueltos, porque añade: —¿Quieres?

—No te preocupes, yo me puedo preparar algo. Seguro que tienes muchas cosas que…

Pero me callo de golpe al escuchar como casca un huevo contra la sartén antes de dejarlo caer en su interior.

—Gracias —murmuro, nerviosa por todo en general a estas alturas.

—Vas a estar viviendo con nosotros durante seis meses, Esther —dice Helen, acercándose hasta donde yo me encuentro y apoyando sus manos sobre mis hombros. —. No te cortes en pedirnos lo que necesites. Si te gusta algo, si no te gusta, lo que sueles desayunar… no sé, qué tipo de champú utilizas, todo eso. Tus padres nos van a mandar dinero todos los meses que te quedes y es para que lo gastes tú en lo que necesites, ¿vale?

Un inesperado amor | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora