(Canción: Those Eyes (Sped Up) de New West)<< 36 >>
Al llegar a la cima de los Acantilados de Moher, la neblina que nos había rodeado durante todo el trayecto ha desaparecido de nuestra vista.
Aunque no porque haya dejado de haber sino porque ahora estamos por encima de ella.
Jamás habría imaginado que un día de niebla podría ser impresionante.
Pero este lo es.
Las nubes espesas crean una capa blanquecina alrededor de la roca, resaltando el verde de la parte superior —que es donde nos encontramos nosotros—. Algunos de los salientes tienen pequeños recovecos o grandes rocas a los pies de la falda, adentrándose al mar.
Si le echo un poco de imaginación, podría asemejarlo a la escena mítica en la película Cómo entrenar a tu dragón y visualizar a Hipo a lomos de Desdentado, surcando el aire, el agua y la tierra.
Ante la sacudida sobre mi hombro, aparto los ojos del horizonte encontrándome a Ryu enarcando, como siempre, una ceja.
—¿Piensas hacer algo o...? —No lo dejo terminar y le golpeo el brazo—. ¡Oye! Que solo estaba preguntando.
Entrecierro los ojos en respuesta, ambos sabiendo que esa no era ni de lejos su intención.
—Vale, no solo te estaba preguntando —confiesa, arrastrando las palabras.
Apartándolo sutilmente de mi camino, avanzo hasta llegar a la parte trasera del coche donde están Kieran y Kai sacando la pesada manta polvorienta que habíamos encontrado debajo de la escalera de la casa. Aunque, ante el gran tamaño, tengo mis dudas de si realmente no es una alfombra muy fina o algo similar. Paso a su lado, rodeando el coche de mi mejor amiga hasta posicionarme frente a Saoirse y Bri, que están sacando las bolsas de comida.
Agarro un par, notando los brazos tirantes ante el peso y ando, manteniendo lo mejor posible el equilibrio hasta llegar a la pequeña zona de picnic que hay a los pies del castillo medieval. En ella ya se encuentran Javi y Pheebs dejando otras dos bolsas que se hallaban en el vehículo.
—¿Vamos a hacer un picnic o sobrevivir a la Tercera Guerra Mundial? —cuestiona el español con retintín.
—No te quejes, que eres de los primeros en zampárselo todo —lo regaña Pheebs, señalándole con el dedo.
—Si no me quejo, pero es que pesan un huevazo y medio.
Es inevitable la risotada que se me escapa al escuchar la expresión. Aunque esta se vuelve más escandalosa ante la cara de confusión de mi amiga a su lado.
—¿Un huevazo y medio? —pregunta lentamente, vacilando la mirada entre los dos.
Entonces es Javi quien rompe a reír.
—¿Tan mal suena al decirlo? —me comenta, ladeando la cabeza hacia Pheebs.
—Fuera de contexto, a lo mejor —digo entrecortadamente, incapaz de dejar de reírme.
—¡No os riais! Lo digo muy enserio.
Javi y yo intercambiamos una mirada en silencio, cargada de muchas emociones juntas. Formo una línea recta con los labios, intentando contener lo mejor posible la nueva carcajada que amenaza con exteriorizarse cuando Bri y Saoirse llegan a nuestra altura.
—¿Por qué parecen estar a punto de asfixiarse? —cuestión Bri, frunciendo el ceño.
—Porque he dicho «huevazo y medio» —refunfuña Pheebs, cruzándose de brazos, mirándonos peor que antes si eso era posible.
ESTÁS LEYENDO
Un inesperado amor | 2
RomantiekEsther es una adolescente a la que nunca le gustaron los cambios, pero tampoco se le dio bien seguir la rutina. *** Tras las vacaciones de Navidad y con mucha insistencia de parte de sus padres, Esther...