Capítulo Quince (I)

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Capítulo dedicado a reynadeldrama_30 porque entiendes mejor el idioma de Esther que la propia Esther, pero... ¿el idioma de Ryu? 🤔🖤

Felicidades adelantadas a claraglameiro🧡

(Canción: Don't Want You de Ella Mai)

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Miro por decimocuarta vez la hora en mi teléfono.

No entiendo por qué estoy tan nerviosa, solo es un partido de rugby. Tampoco es para tanto, ¿no?

Saoirse me dijo ayer que vendría a por mí a las seis en punto y son las seis y un minuto. Aunque no soy la más indicada para hablar cuándo «tardona» es mi segundo nombre.

Suspiro a la misma vez que me levanto de la cama. Dejo el móvil encima del colchón y me ato los cordones de los botines, sin dejar de mirar de reojo el teléfono, esperando a que la pantalla se ilumine con la llegada de un nuevo mensaje.

Cuando lo hace, me lanzo a por él de la misma forma que Boots se lanza a por la pelota. Sin embargo, al leer que es Thais, lo dejo de nuevo sobre la cama. Repiqueteo el pie contra el suelo, intentando distraerme.

Es solo un partido de rugby, ¿por qué estoy tan nerviosa?

«Ryu quiere que vayas», me respondo a mí misma mentalmente.

Es lo que hacen los amigos. Invitan al otro a eventos que son importantes para que los animen y estén ahí para ellos.

Al oír un par de golpes en la puerta, me levanto de la cama y agarro la sudadera raída que le tomé prestada a Enzo hace muchísimo tiempo con el logo y el nombre de la universidad de Málaga en ella antes de dejar pasar a la persona al otro lado.

Al último que espero encontrarme ahora mismo es al culpable de que un partido de rugby me ponga tan jodidamente nerviosa.

—¿Interrumpo algo? —pregunta, apoyándose en el marco de la puerta.

Niego con la cabeza, dejando la sudadera sobre la cama.

—¿No tendrías que estar en el campo ya?

—Vengo de ahí —responde burlón, bajando los dos escalones de la entrada de mi habitación—. Solo quería dejarte algo.

Entonces me fijo en la sudadera azul marina que Ryu tiene en la mano. La estira en mi dirección, enarcando una ceja en espera a que la acepte. A regañadientes y con desconfianza la acepto antes de estirarla para observarla mejor. Tiene una franja azul claro en la zona del pecho con el número once sobre él mientras que en el centro está el logo de la UCD.

—Dale la vuelta —me aconseja, divertido.

Frunzo el ceño, sin entender exactamente qué le está divirtiendo tanto y le doy la vuelta a la sudadera. Suelto un jadeo al encontrarme con su apellido en letras azul claro junto al número once mucho más grande, ocupando casi toda la parte trasera.

—¿Es en serio? —pregunto, dándole varias vueltas a la sudadera, sorprendida.

—¿El qué?

—¿A Saoirse también le diste una? —cuestiono, curiosa, sin dejar de mirar cada uno de los logos de los sponsors que decoran la tela.

Estoy tan concentrada en ello, que ni siquiera me percato de que se ha acercado más a mí hasta que vuelve a hablar.

—¿Por qué iba a darle una a Saoirse?

Un inesperado amor | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora