Capítulo dedicado a arantxaBe tu necesidad por contraer matrimonio con Ryu va a tener una serie de obstáculos, pero el principal y más importante es, ejem, Javi... eh, quiero decir Esther jeje 🌚
Felicidades adelantadas a !
ALERTA: Este capítulo trata un tema sensible que pueda incomodar a ciertas personas, lo estás leyendo bajo tu propia responsabilidad y, aunque no es explícito, puede causar una sensación de angustia. <3
(Canción: All My Friends de Snakehips )
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Una semana.
Llevaba una semana ignorándolos.
Siete días enteros donde había intentando evitar cruzarme con cierta persona por casa y había terminado con Kieran estudiando en la biblioteca cada día, o aprovechaba para sacar Boots justo en el momento en él que solía llegar, o me iba a «dormir» cuando él se acercaba ese día a cenar.
Aunque ni el jueves ni hoy ha aparecido.
También sé que está raro, o al menos eso me ha dicho Saoirse por mensajes a lo largo de la semana.
Y, aún así, llevar una semana ignorándolo no ha servido para nada.
Estoy segura de que una segunda tampoco marcaría la diferencia.
Ni siquiera un mes.
Pero... ¡joder! Ojalá sí lo hiciera.
Porque si no lo hiciese, ahora mismo no tendría que estar haciendo esta llamada.
Cuando escucho el primer bip, cuelgo en control remoto, por culpa del miedo. Lanzo el móvil al otro lado de la cama y oculto la cara contra un cojín antes de gritar frustrada.
Podría dejarlo estar.
Podría esperar.
Podría... alargar lo inevitable.
Porque es lo que es...
Inevitable.
Suelto un suspiro y cierro los ojos con fuerza antes de coger aire y soltarlo con lentitud, armándome del poquito valor que tengo. Alargo el brazo y agarro el móvil, antes de volver a marcar su teléfono. Entonces, cuando suena de nuevo el primer bip, me obligo a esperar al segundo y al tercero, con el corazón latiendome embravecido, sintiendo que en cualquier momento se me puede salir del pecho.
Cuando creo que la llamada va a saltar como perdida, escucho su voz.
—¿Esther? —cuestiona Thais, sin disimular la confusión.
La entiendo.
No hace más de media hora que colgamos, después de habernos contado nuestra semana, habernos puesto al día mutuamente de la vida de la otra... y decirnos «te quiero» con la misma normalidad de siempre. A pesar de que hoy, ni ayer, ni desde hace una semana nada relacionado con lo nuestro me parece normal.
Suspiro y vuelvo a cerrar los ojos. No los abro ni siquiera al hablar.
—Estoy confundida —susurro, mordiéndome el labio inferior.
Mentiría si no dijese que me gustaría que el susurro hubiese sido tan flojo que no lo haya podido escuchar, pero es como pedir que llueva en medio del desierto. Imposible.
—¿Te gusta? —cuestiona al cabo de unos instantes en silencio.
Parpadeo un par de veces, sorprendida ante la pregunta.
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Un inesperado amor | 2
RomansaEsther es una adolescente a la que nunca le gustaron los cambios, pero tampoco se le dio bien seguir la rutina. *** Tras las vacaciones de Navidad y con mucha insistencia de parte de sus padres, Esther...