Capítulo Cinco

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Capítulo dedicado a ludmilalamejor_ aquí tienes tu deseada actualización jeje 😏

Mini-maratón 2/2

(Canción: parents de YUNGBLUD y Chloe Noone)

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—Estás dentro.

Me giro de golpe en dirección a Pheebs, que está apoyada en la cristalera de la parada de autobús, mientras que Saoirse y yo estamos sentadas en los banquitos metálicos.

—Jackson dijo que me tocaba a mí hacer de profesora para enseñarte como funciona la tienda y le he dicho que sin problema. —Deja de apoyarse y se hace un hueco en el lado de Saoirse, que la mira con falso fastidio—. Así que, si sigues queriendo trabajar en ese cuchitril, el puesto es tuyo.

—¿Qué? ¡Claro que quiero! —suelto más entusiasmada de lo que pretendía.

—Nos vemos esta tarde a las seis. Jackson quiere presentarse formalmente antes de irse a Cork.

Parpadeo un par de veces, asimilando lo que acaba de decir Pheebs.

«¿¡Empiezo ya?!».

—P-Pero ¿qué me pongo?

—El uniforme del colegio te aseguro que no —dice, con diversión.

Se despide de Saoirse y de mí, encaminándose hacia el puente para cruzarlo y marcharse a su casa.

El autobús no tarda en llegar, nos subimos, esta vez ya con mi propia tarjeta y sin tener que acumular más favores a Saoirse.

Hoy, sin embargo, no le toca a ella enseñarme música nueva, sino que es mi turno. Solo necesito mirar la cara de fastidio que tiene cuando me dejo caer a su lado, sonriendo.

Hace un mohín con sus labios cuando le ofrezco un auricular. ¿Lo peor? Que llevamos casi una semana haciéndolo.

—Oh, venga ya —me quejo—. Mañana te toca otra vez a ti.

—¡Es que hoy tenía una canción que era genial!

—Pues me la pones mañana.

—¡Era para hoy, no para mañana!

No puedo evitar soltar una carcajada. Saoirse me da un golpe en el hombro en respuesta que, en lugar de acallar mis risas, las aumenta.

Su rostro se sonroja por la molestia, volviéndose del mismo color que su cabello.

—Te pareces mucho a mis primos Moni y Manu —comento, divertida.

Es idéntica a los mellizos cuando uno intenta convencer al otro para hacer alguna de sus trastadas.

Malva siempre acaba disuadiendo a uno de los dos y es suficiente para convencer a ambos. Es como si funcionasen en una especie de pack.

—¿Cuántos años tienen?

—Diez.

—¡¿Me acabas de comparar con dos críos de diez años?!

La carcajada que se me escapa esta vez es incluso más escandalosa que la anterior, que ni siquiera Saoirse es capaz de aguantar por más tiempo su molestia. Me muestra una pequeña sonrisa antes de quejarse y ponerse el auricular refunfuñando.

Los cuarenta minutos restantes del trayecto se resumen en Saoirse intentando entender la letra en español y yo traduciéndosela cada dos por tres.

Un inesperado amor | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora