Cachitos De Mi Corazón

SABOREANDO TU AUSENCIA FLOR

Cuando la nostalgia me acaba, tomó lugar en el sillón de la ventana y miró la calle esperando su llegada.

Y pasó de tardes a noches al lado de mi perro con la mirada fija, esperando un milagro.

¡Cuatro rayos rojos señalando el mar!
¡Y no apareces ni vendrás!

Sabemos que no volverás, pero seguimos obstinados porque aún creemos en el poderoso amar.

Agotados nos vamos a la cama, cada uno pensando en el mañana, imaginando que sí sucederá.

Y fastidiado por la vida malviviendo cada día, esperando tu venida.

Empecé a quedarme dormido en el brazo del sillón, con una pereza profunda no deseando despertar.

Al menos pensé:
¡Si viene!
Que sus manos ponga en mi cabeza, no saber que vino es lo mejor para dejarla de querer.

¡Y cómo sorpresa! ¡Apareciste!
¡Junto a mí!

Colocaste tus manos como lo pedí.
¡En mi mente!
¡En mi tronchada frente!

Acariciándome con tristesa, me acercaste a tu pecho y antes de cerrar los ojos.

Antes de irme al sueño que nos dan los enojos.

Te vi en neblina, borrosa, igual a un fantasma, con una luz de ternura y dócilmente me perdí en ti.

¡Y cuidaste mi dormir!

Me fui a mundos paralelos donde sólo vivíamos tú y yo en medio de bosques andantes, acompañados de aves láser, manadas de elefantes con iluminados plumajes y venados transparentes movidos por agua que burbujeaban cuando caminaban.

Y al mediodía sumergidos en un estanque, acompañado de sirenas y delfines nos daban de beber un sabor a miel.

Y nos alucinaron llegando explorar Jardines brotados del océano, donde se ocultaba en una roca, Adán el condenado.

Vimos auroras boreales nadando en el cielo, junto a estrellas moviéndose como aves.

Iluminando tu cara, a veces rosada, en otras sonrojada y te dejaron vestida de holograma.

Y en medio de ese mundo fantasioso te bese con dolor y prendí una hoguera, dejando tu alma totalmente quemada.

¡De amor!

Y cuando más enamorado se encontraba este soñador.

Un mensaje entrante me trae a este mundo, despierto en sobresalto y tu nombre sale de mi boca como aullido de un lobo que se ahoga.

Sólo mi perro pregunta, con la mirada.

¿La viste?
¡Estoy seguro!

A mí también, a veces por la noche viene, me acaricia el pelo.
Se acerca a ti y te dice:
Tú sabes que te quiero.

León

3 julio 21. 4:11 am

Días lluviosos y con frío parece invierno.