En el amplio horizonte se encontraba, mirándome detrás de una sábana transparente de agua.
Se veía iluminada por un sol tenue, prendido de naranja y me miraba con una tristeza qué derretía el alma.
¿Tan fácil me dejaste? ¿Sin luchar como un caballero andante? ¿Con su armadura y su brioso Rocinante?
¡Me decía con el semblante de un Ángel dominante!
Atravesandome con una espada de fuego que no hiere el cuerpo, pero extermina lo que conservo muy adentro.
Lo sano de su amor, el recuerdo del cual no me despegó y estrujo con ternura.
El sonido de su risa, sus palabras de amor, lo fino de su brisa cuando me estrellaba un beso en la boca.
Las caricias que dócilmente prodigaba y llenaba mi ego de un valioso sueño, limpiando todo vestigio de un soberbio.
¡Y por ti me volví bueno! ¡Con un corazón nuevo! ¡Y hasta oraciones salieron!
Pero al final todo se llevó con su fulgurante espada, dejándome por dentro vacío y arrancadas las alas de la espalda.
Nada me dejaba, ni el sol que un día en la mejilla con una beso me sellaba, ni el rubor cuando me amarro a su frágil silueta al hacerme el amor.
¿Y ahora qué hago? ¡Para enderezar lo errado! ¡Para darle lo que siempre ha anhelado!
Me lanzo brasas de hielo con sus ojos en duelo y se perdió en una niebla qué se evaporaba.
Y de la nada cayó una lluvia helada, nublando el cielo haciendo que la gente corriera con miedo.
La mañana se volvió noche con relámpagos y truenos no quiero mentir la tempestad que mando, deslavo mi memoria y no tengo idea del momento.
¡Qué fue mi dueña! ¡Desde que era pequeña!
De esta bella dama lo único que recuerdo, es el día lejano cuando me entregó su alma.
León
19 sep 22. 7:50 PM
Afuera llueve lágrimas saladas, resbalan por los cristales de mi ventana y como espiritu errante se sienta a mi lado, a ser testigo en la soledad de mi sala, de lo que drena mi corazón herido.
Ella es así, viene cuando la tengo en mi mente, cuando estoy enfermo y alguien dice escribe.
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