Cuento la granja (Sátira)

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Las 6:23 y apenas está asomando el sol por la ventana ya mero y no se levanta pero bosteza y mando un rayo color mandarina, al gallo Sigfrido qué la ala estira y rápido se encamina con pasos de torero a cantar y dar la bienvenida al nuevo día, a su pasó arrolla a Leticia la gallina gorda qué engloba su plumaje y asustada brinca a esconder su retoños de los guajolotes viudos colgado moco y cara de viejitos.

En el corral la vaca Antonia de ojos soñadores y de tres pechugas con ojos pispirejos, se ha parado de dolor pues el becerro de pestañas de azotador, le ha mordido sin querer al extraerle jugoso líquido qué en la ubre tiene, de apenas un año que por cierto le llaman el burro miado, por estar siempre pegado a las patas de su madre.

El caballo Bayo "de anca Lola" con su cara de perica bufa las anchas narizetas en espera de su rica avena y dos pares de zanahorias con su raida cola espanta las moscas encimosas, mientras le llega la comida a su barriga.

La familia de marranos no se da cuenta de la engorda para ser ahumados en los hornos crematorios de los gulos Méxicanos.

La mamá cuina ya se siente desmayar de tanta chupadeta qué le propinan sus trompudos hijos, que casi la quieren voltear al revés, solo un chanchito se mira patalear cuando su lugar ocupa un chivito, qué ha escapado de las tetas secas de una madre vereadora, la cual se encamina con sus borregas compañeras, a los llanos verdes, a las barrancas olorosas de flores rojas y encendidas lilas, no sin antes dejar un camino de bolitas negras de escremento, para ser rodadas por lustrosos escarabajos en las oscuras madrigueras de los topos casi viejos.

La vida en el campo es temprano casi al amanecer cuando el labrador moja el diente en el aguardiente, toma la hoz y un costal con morral al hombro, chancleando va cantando en busca del pan qué la tierra noble da.

En otro rincón de la granja en un cuartito de adobe tiznado, por la tortilla hecha amano una paisanita llamada Marita prende el comal para el amasado nixtamal qué servirá con frijoles negros y epazote combinado con el martajado chile verde, el serrano el que pica y deja el ojo rojo y con suspiros de dolor al otro día.

Mientras su hija una trigueñita de dulces ojos negros y sonrisa de lunita se acomoda un vestido amarillo llamativo, para ir corriendo y llevar la comida al padre labrador de sueños.

Renato Gorgonio, un moreno niño barrigudo qué se siente güero y galán de cine espera con ansia que su madre le prepare su taco con sal, recién salido del comal por lo pronto se conforma en sorber su salado moco.

En el campo la vida siempre estará plagada de olores y sabores pero que no le falte un río, ni pájaros en vuelo, ni los grillos saltarines y por demás chillones, ni la mata de maíz tierno.

Ni el fabuloso tino de los carnales Oropesa con él conejo para comerlo en el almuerzo, con mezcal cuando el tiempo está bien o cuando está mal, hermanos convenencieros y traidores a la hora de repartir terrenos.

Al morir la tarde se ilumina de diamantes y del monte baja Adolfo Reyes Anselmo con su manojo de ovejas y sus chanclas viejas.

Busca con sus ojos lujuriosos a la comadre Juana y un sincero apretón de deseos calenturientos le manda con el pensamiento, a pesar de que su vecino Casimiro Cienfuegos le da las buenas tardes con su cara bobalicona, esposo de Juana la cara de comal por lo redonda y gorda que la tiene atestiguan varias lenguas mal intencionadas.

Pasa junto a Betty Ornelas una bruja de carnes secas mirada torva y flaca hasta los huesos de esas víboras qué hacen daño y en los pueblos abundan por montones "Adiós Don Adolfo"
¡No se le vayan a salir los ojos!
con los pechos de mi comadre Juana de tanto langucearla,
¡Sardónica le dice!

¡Y a usted señora vieja! Los sapos muertos en su lengua de víbora rastrera, en un momento pega la carrera pues teme una maldición de esa insidiosa hechicera.

Le chifla a su perro Hugo al que a veces también le llama el tarugo, a que salga disparado en busca de Martín rojas el borrego ladino el que avienta una piedra y esconde la mano siempre que intriga, sembrando cizaña entre compañeros y chismoso como él solo para dividir a todos.

Ya los salta paredes en el nido arropan con el ala las pelonas cabezas de sus fregones hijos, el gallo Sigfrido o chiflido cómo guste usted llamarlo con su pico en el ronquido y Leticia La gallina gorda clueca acostada cun larga es, con las flatulencias a todo lujo y sus pollos acurrucados calientitos en su ombligo.

La guachita Lupe Figueroa de reciente matrimonio, se acicala la pelona y no ve la hora de apagar la vela y calentar el petate para el mañoso de Adolfo Anselmo qué al llegar y antes de acostarse se unta cebo de coyote para las tiezas piernas qué le tiemblan en el catre.

Con latidos muy pequeños las luces de la ranchería se empiezan a desvanecer, a lo lejos uno que otro perro circula el ladrido hasta llegar al último qué cruelmente se pasa la noche y parte de la madrugada sin parar de ladrar.

León

3 marzo 2008. 12:20 PM

Pido perdón a mis compañeros de trabajo, si los nombres de los personajes se parecen a ellos es pura casualidad o mera coincidencia.

Cachitos De Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora