La lucha

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Las tardes se me vienen encima esfumadas y alegres acompañada de parvadas de luces iridiscentes cuajadas de suspiros, volando en el horizonte anhelando la llegada de otro sol por la mañana.

Mientras tanto en la cama mi papá lucha su más sangrienta pelea, la del caballero águila contra la serpiente línea envenenada.

A cada rayo de luz una víbora transparente vuela y destella haciendo temblar genios y supurantes sueños.

Cuando inunda la armonía, los nubarrones negros, la lluvia, lo fundido de mi corazón nada me impresiona todo me cautiva imposible la congoja y al relámpago se le admira como lanza enterrada en la tierra viva.

¡Cuánta vida vorágina! Fuera de mi casa, quisiera con ellos vivir la vida de la mano en estos momentos de una amiga.

Pero no se debe, atento e inmerso en la cama de mi padre, en esta batalla sin tregua, ni tiempo donde el más astuto sacudirá al otro que le estorba.

Quejidos angustiantes pululan en la noche me desarman, me masacran sin poder tomar mi espada y darle un duro golpe a la desolada muerte.

Sólo veo que se apaga en el día, a la noche y allá por la madrugada.

Sus ojos fieros imponentes se me quedan viendo
¡Al parecer niño asustado!
Preguntando
¿Dónde quedó la oración ofrecida al señor?

¡Le prometí la vida!
¡Remozarla y corregirla!

¡Rogado...!
¡Muchas cosas!
Y sobre todo algunas mandas
¡Sé que escucha!

Pero no hay respuesta sólo sombras sigilosas me acompañan en la refriega, son pequeñas angulosas corren y me espantan.

A todo esto me quedo callado mis mojados ojos le dibujan la espumosa cana, la hondonada oscura de su muerta ojera y las laderas secas de su encrucijada cara.

Y sin poderlo evitar con suspiros, lo beso mucho, mucho... Desde el fondo de mi alma un gran amor despertó en mi interior haciendo atronar una ronca voz dejando a solas media parte de dolor.

¡Padre mío!
Desde el huerto de Los Olivos, donde Jesús lloró perdona sus pecados  detén esta pelea que mi padre ya no puede sostener, inyéctale vida de esa, que no vende la farmacia, que no existe en internet y que sólo abunda, en tu divino ser.

León

Marzo 9  2005

Cachitos De Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora