Estamos cenando en mi casa, disfrutando del agradable silencio cuando Roxy se aclara la garganta.
—Alyssa y yo... Bueno, vamos a ir de compras. —Sonríe.
—¿De compras?— Pregunta mi padre con una ceja levantada y el tenedor con un pedazo de carne atascado a medio camino hacia su boca.
Intento no reírme. No es que Roxy no sepa mentir, todo lo contrario, es la mejor del país, pero no se esfuerza mucho con mi padre, ya que él nunca se ha tragado una mentira. Nunca. A veces creo que puede leer mentes.
—Sí... —Roxy me mira. —Compras de libros.
—Tú no lees. —Dice mirándola mientras, por fin, se come ese bocado de carne.
—Bueno, no, pero Aly sí y quiero salir con ella ahora que está de vuelta.
—Está bien. ¿Cuándo planean ir?
—Mañana en la noche. —Roxy se encoge de hombros y sonríe nerviosa.
—No.— Dice él sin más.
—Oh, ¡vamos!, ¿acaso no quieres que tu hija tenga una vida normal y tal vez, solo tal vez, un poco de diversión de paso?
—Las fiestas no son divertidas.
—Ugh, Al, dile que quieres ir.
—Um... Bueno... —Tengo dos pares de ojos mirándome y, aunque no quiero ir, no quiero decepcionar a Roxy, la extrañé demasiado y sé que esta es su manera de pasar tiempo conmigo, sé que lo hace para hacerme feliz, aunque todavía no entienda que nuestras definiciones de felicidad son completamente diferentes. —Sí quiero ir, pa.
—¿Ah, sí?— Dicen al unísono, completamente sorprendidos.
—Sí, una sola fiesta no me matará. —Me encojo de hombros, intentando convencerme a mí misma más que a ellos.
—Bueno, no estés tan segura. —Roxy ríe, pero se detiene al ver el rostro de mi padre y continúa comiendo.
—En ese caso, si y solo si quieres ir, puedes hacerlo, pero te quiero de regreso a las once. —Dice mi padre.
—De acuerdo.
—¿¡Once!? —Roxy grita. —La fiesta empieza a las diez, lo único lógico de tu frase sería si te refirieras a las once de la mañana.
Parece que Roxy se desmayará en cualquier momento, así que miro a mi padre y asiento con la cabeza para hacerle saber que todo saldrá bien.
—Bien, pero Roxy, si llega con un solo trago encima juro por Dios que...
—¡Ouch!, ¿oíste eso, Al? No confía en nosotras. —Sonríe juguetona y se dedica a comer mientras es ahora mi padre el que se desmayará en cualquier momento.
Miro a mi padre y puedo notar que está a punto de estrangularla. No importa cuánto amemos a Roxy, a veces no sabe cuándo dejar de jugar con tu paciencia.
—¡Es hora! —Entra a mi habitación con un grito, haciéndome pegar un brinco y caer de trasero en el suelo. —¿Qué carajos haces?
Me quejo de dolor y me levanto mientras intento suavizar el golpe con la mano.
—Se le llama dormir y nosotros, como humanos, lo necesitamos para sobrevivir.
Suelto un bostezo y estiro mis brazos en el aire en un intento de despabilarme, pero solo me da más sueño.
—Son las nueve de la noche y estás durmiendo. Alyssa, te dije que estuvieras lista, la fiesta comienza en una hora.
—Bueno, tú siempre me has dicho que llegar temprano a una fiesta se ve muy desesperado.
—¿Ves? —Sonríe orgullosa. —Estás comenzando a aprender. Como sea, no tardaremos mucho en dejarte lista, entra a la ducha mientras busco un atuendo para que uses.
—Pero... Acabo de despertar, ¿no puedo usar lo que sea y terminar con esto de una vez por todas?
—Ay nena, esto no es cadena perpetua, es una fiesta y tienes que actuar como tal. Ducha. Ahora.
Suelto un gruñido, pero hago lo que me dice, rogándole al agua caliente que calme mis nervios. Creí que dormir me daría las fuerzas necesarias para ir a la fiesta, pero ahora sé que fue un error, apenas puedo mantener los ojos abiertos.
Salgo de la ducha y cepillo mis dientes y cabello. Sé que a Roxy no le gustará nada de mi clóset, así que escojo lo primero que veo porque, siendo sincera, no me importa en lo absoluto. Me pongo un vestido negro de medias mangas que me llega justo por encima de las rodillas y Roxy entra al baño.
—Lo siento mucho. —Dice colocando una mano en mi hombro, otra en su pecho y me mira mientras una lágrima se resbala por su mejilla.
—¿De qué hablas? —Pregunto bastante confundida.
—Oh, bueno, creí que estabas yendo a un funeral con ese vestido.
—Muy graciosa. —Pongo los ojos en blanco.
—Traje algunas de mis prendas, si quieres...
—No, gracias. —Digo lo más amable que puedo.
—Bien, mínimo no lleves vestido, ¿pantalón, tal vez?
Saca un par de jeans negros que no sabía que tenía de mi clóset y me los pongo porque sé que no dejará de quejarse hasta que lo haga, me coloco una blusa blanca de manga larga y unos negros zapatos planos.
—¿Quieres maquillaje? —Me pregunta, pero yo niego con la cabeza. —Entonces, vamos.
Mi padre está en su oficina hablando por teléfono, así que beso su mejilla y me dice "cuidado" con los labios antes de que yo cierre la puerta mis espaldas.
Creí que pediríamos un taxi o algo por el estilo, pero sé que no será así cuando salimos de la casa y veo un clásico auto negro esperándonos. Roxy grita y corre hacia el auto, se sube al asiento del pasajero y comienza a besar al conductor con todo lo que tiene. Me siento incómoda, así que me quedo ahí de pie junto al auto, considerando darme la vuelta y regresar a la cama.
—Sube, no morderá. —Dice Roxy después de unos segundos. —Bueno, no a ti, al menos.
Los dos ríen y yo fuerzo una sonrisa mientras subo al auto.
—Alyssa, él es Jay. Jay, ella es mi hermana Alyssa. —Dice orgullosa.
—Hola. —Digo intentando que mi sonrisa parezca honesta, pero siento que no debería estar aquí.
—¿Lista para la fiesta, Alyssa? —Me pregunta Jay, claramente notando mi nerviosismo.
No está mal. Es lindo. Ojos marrones y cabello rubio oscuro, todo su cuerpo está cubierto de tatuajes, incluso tiene algunos en el rostro. Me sonríe y, aunque aún no sé qué pensar de él, su sonrisa es cálida y me hace sentir un poco más bienvenida.
Asiento con la cabeza y, cuando el auto comienza a moverse, sé que puedo hacer esto.
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Enamorada Del Diablo
Teen FictionDespués de un año, Alyssa regresa a Seattle para comenzar el año más importante de su vida, ese por el que tanto ha sacrificado, pero algo ha cambiado. Algunos pensarían que es imposible notar cuando una sola persona llega a la ciudad, pero se...