Parpadeo una, dos, tres veces, pero no despierto de lo que parece ser un sueño. No digo nada. No me muevo. Creo que ni siquiera respiro porque, claramente, he escuchado mal. Tobías parece sorprendido ante sus palabras por un segundo, pero se recompone rápido y, más que nada, no las corrige, al contrario, las repite.
Cierra el espacio entre nosotros y toma mi rostro entre sus manos, obligándome a perderme en sus ojos.
—Te quiero, Alyssa. —Dice, con la voz aún llena de pánico. —No puedo imaginar cómo se sentiría perderte. Por favor, no hagas alguna estupidez que pueda hacerme sentir ese tipo de dolor. No elijas abandonarme.
Me mira ansioso, esperando una respuesta, pero no logro decir nada, me he quedado muda.
—Dime que me quieres, Yssa. Es todo lo que necesito escuchar. —Susurra, ahorrándome el tener que pensar mis siguientes palabras.
—Te quiero, Tobías. —Mi voz temblorosa.
—Repítelo.
—Te quiero, Tobías. —Obedezco, ésta vez sonando más segura.
Esas son las únicas palabras que necesitaba para atrapar mis labios entre los suyos, besándome como nunca lo había hecho antes, con furia, con miedo, con hambre, con cariño. Nos separamos solamente para que Tobías pueda deshacerse de mi blusa, pero en cuanto lo hace, me besa de nuevo, un beso frenético. Tengo la mente nublada y mis manos tiemblan cuando comienzo a deshacerme de su pantalón, no espera más y me toma de la cintura para hacer que mi espalda caiga sobre la suave cama, se deshace de su ropa él mismo, quedando completamente desnudo. Se posa sobre mí y comienza a besar mi cuello, enviando ráfagas de adrenalina a todo mi cuerpo.
Sus labios pasan por mi clavícula y me besa un pezón sobre la tela de mi ropa interior. Se deshace de mis jeans y los lanza a algún lado de la habitación, quedándose de rodillas frente a mí, observando cada célula de mi cuerpo.
—Quítate la ropa interior. —Dice sin moverse.
Hay algo diferente en su voz, puedo sentir algo diferente en el aire. Esta no es como las otras veces. No. Esto mejor. Mucho mejor.
Hago lo que me pide sin quitar mi mirada de la suya, queriendo grabar en mi memoria cómo observa cada movimiento que hago, haciéndome sentir la mujer más sexy que ha pisado este planeta. Una vez desnuda, acerco mi mano a su ya gran erección, decidida a hacer algo al respecto, pero Tobías me toma de la muñeca y me lanza de nuevo al colchón, cayendo sobre mí, pero sin pegar mi cuerpo con el suyo, gracias a que está poniendo su peso en la mano libre que tiene junto a mí, la otra todavía sosteniendo mi muñeca sobre mi cabeza.
—Te gusta retarme. —Dice bajando el rostro y susurrando las palabras contra mi cuello, haciendo que cada poro de mi piel salte contra su cálido aliento. —Te gusta volverme loco. Te gusta desobedecerme. —Regresa sus ojos a los míos. —¿Vas a desobedecerme lo que queda de la noche?
Niego con la cabeza, rogándole con los ojos que se apresure, necesito sentirlo en todos lados.
—Responde, Alyssa.
La palma de su mano comienza a bajar por mi estómago lentamente.
—No. —Contesto, ya desesperada.
Su pulgar llega a mi clítoris y comienza a hacer movimientos circulares, pero tan lentos que son más tortura que placer.
—¿No qué, Yssa?
Cierro los ojos y arqueo la espalda, rogando por más, necesitando más.
—Voy a ser muy obediente.
—¿Me lo prometes?
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Enamorada Del Diablo
Teen FictionDespués de un año, Alyssa regresa a Seattle para comenzar el año más importante de su vida, ese por el que tanto ha sacrificado, pero algo ha cambiado. Algunos pensarían que es imposible notar cuando una sola persona llega a la ciudad, pero se...