Capítulo 26

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La clase de primera hora termina y comienza la de segunda hora, Historia. Se escucha un suspiro irritado por parte de todos los alumnos cuando el profesor Douglas entra al aula. Incluyéndome. 

Siempre he sido buena alumna, siempre he entregado mis tareas a tiempo y bien hechas, siempre he tenido las mejores notas de la clase, siempre me he llevado bien con mis profesores. Excepto con Albus Douglas, el peor profesor que te puede tocar en la vida. He aprendido a no tomármelo personal, pues odia a cada uno de los alumnos que van pasando por su clase de generación en generación. Y cuando digo que nos odia, no es una suposición, nos odia y nos lo recuerda todas las mañanas. 

Odia que no respondas una pregunta bien, incluso si es algo que nunca hemos visto y es de años mucho más avanzados. Odia que alcemos la mano para preguntar. Odia que queramos ir al baño. Odia cuando necesitamos tomar un medicamento durante su clase. Odia que que no le prestemos atención, pero también odia que le prestemos demasiada, pues parece que nos estamos burlando de él. Odia que no entendamos alguna pregunta durante sus pruebas. Odia que usemos tinta azul. Odia que no escribamos el día por encima de la fecha. Odia todo. Odia a todos.

—Sí, sí. —Dice cerrando la puerta a sus espaldas y asentando sus cosas en el escritorio. —Yo tampoco estoy muy contentos de verlos, pero tenemos que tener la clase para que no repitan año y no volvernos a ver la cara. Así que ojos al frente y espaldas derechas, que están muy jóvenes como para arruinarlas desde ahora.

Estoy girando el otro extremo de mi bolígrafo, de tinta negra claro, sobre la última hoja de mi libreta, haciendo círculos invisibles, ya dada por vencida, cuando la puerta del aula se abre de golpe, haciendo tanto escándalo que todos pegamos un brinco, incluso el profesor Douglas. 

—Y, ¿se puede saber quién eres tú y qué rayos haces en mi clase? —Pregunta molesto al ver a la persona que ha interrumpido la tan aburrida sesión.

Todas las miradas se enfocan en él, pero yo me quedo congelada en mi asiento, mi bolígrafo a medio círculo. Tobías. No. No. No. No. No. Esto no puede estar pasando. No a mí. No aquí. No delante de todos. No delante del profesor Douglas. Tiene el celular en una mano y la otra metida en el bolsillo delantero de su pantalón, su pose parece relajada, pero sé que está enfadado cuando escucho su voz.

—"Hey". —Comienza a decir, nunca levantando la mirada de su celular. —"Sólo quería decirte que me he divertido mucho estas semanas, pero creo que será mejor dejar de vernos. Buenas noches".

Mete el celular en su bolsillo trasero y pasea la mirada por todos los alumnos, juntando las manos con un aplauso. Los murmuros han comenzado y yo me quiero morir. Aquí mismo. Deseo que me dé un infarto y morir. Sin más.

—Este mensaje me lo envió la chica con la que he pasado las últimas semanas, y así decidió dejar de verme. Esta chica está aquí mismo en esta clase, ¿alguien tiene una idea de quién es?

Está mirando a todos, sus ojos caen sobre los míos de vez en cuando, pero nunca lo suficiente como para delatarme. Su tono es calmado, incluso un poco juguetón, pero el enfado se le nota en todo el cuerpo.

—¡Basta ya! —Grita el profesor, más molesto que nunca. —Salte ahora mismo de mi clase o llamo a la policía, ya que no tienes pinta de venir a este colegio.

—Disculpe, ¿cuál es su nombre? —Tobías pregunta, dándose la vuelta para mirarlo.

—Profesor Albus Douglas. —Dice con más orgullo del que debería.

—Señor Douglas, veo que enseña historia. —Dice señalando al pizarrón. —Le puedo prometer que esto quedará grabado en la historia de este insututo, usted será parte de ello, no se preocupe. Ahora a lo que iba, ¿nadie tiene la respuesta? Recuerden, no hay respuestas incorrectas.

Enamorada Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora