Capítulo 3

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La casa es grande, muy grande, ni siquiera la llamaría "casa", debe haber otro nombre para describirla. Está rodeada de un hermoso césped corto que, en este momento, se está ahogando en vasos rojos de plástico y casi-terminados cigarros. La música está tan fuerte que me pregunto por qué los vecinos no han llamado a la policía aún.

Roxy y Jay lideran el camino tomados de la mano y sonriéndose el uno al otro. En realidad parece un chico con buenas intenciones, solo espero que Roxy no lo tire a la basura por algo de una noche, pues se merece a un chico que la mire como Jay lo hace.

Entramos a la casa y lo primero que veo es a dos chicas acostadas en el suelo comiéndose a besos, ¡cualquiera podría caminar sobre ellas! Eso es muy peligroso para mi gusto. Todos están bebiendo, veo a algunos chicos y chicas inhalando algo por la nariz y un chico desnudo durmiendo sobre la mesa de billar, desvío la mirada asqueada.

—¿Quieres beber algo? —Me pregunta Roxy, pero niego con la cabeza mientras ella y Jay comienzan a beber algo que puedo oler desde aquí.

—¿En dónde está el baño? —Grito sobre la música.

Roxy le da una señal de cabeza a Jay y éste me hace lo mismo para que lo siga. Un enorme chico bloquea mi camino y Jay lo empuja, haciendo que el chico se derrame su propia bebida encima, espero con miedo a que se enoje conmigo y haga alguna escena, pero parece que ni siquiera se ha dado cuenta, pues está platicando muy a gusto con un florero de cristal. Jay me toma de la mano hasta que nos detenemos frente a una puerta.

—¿Estarás bien? —Me pregunta al oído, ya que la música cada vez sube más.

—Sí, gracias por la ayuda.

—Cuando quieras, estaremos en la piscina.

Le sonrío mientras lo miro perderse entre la multitud. Me encierro en el baño y me tiro agua fría al rostro en un intento fallido de relajarme. Me pregunto si debería regresar a casa, no encajo aquí, pero decido no ser una "perdedora", como Roxy le llama a las personas que no van a fiestas como ésta.

Salgo del baño, abro como puedo mi camino hasta llegar al patio trasero y encuentro la piscina, la cual tiene más gente desnuda que agua. Intento cerrar mis ojos lo suficiente como para no ver nada indeseado, pero abrirlos lo suficiente como para ver a Roxy o Jay, pero no hay rastro de ellos. Entro de nuevo a la casa y lo primero que veo es al chico dormido en la mesa de billar, que ahora tiene vómito, espero sea el suyo.

No están por ningún lado. Suspiro y salgo de la casa, camino hasta que encuentro una gran roca decorativa en la que puedo tomar asiento para despejar mi cabeza. Tomo asiento y pego un grito agudo cuando un chico sale detrás de la roca con sus partes privadas dentro de su mano, lo cual me hace caer al césped.

—¿Estás bien? —El chico finge estar preocupado, pero su mirada me dice que la situación lo está divirtiendo.

—¿Puedes, por favor, vestirte? —Digo más grosera de lo que pretendía, pero me estoy quedando sin paciencia. 

Me cubro los ojos con las manos y escucho una risa por parte del chico, seguida del sonido de una cremallera.

—Listo. —Dice como si nada hubiera pasado.

Abro los ojos y veo que me está ofreciendo la mano para ayudar a ponerme de pie, pero miro su mano y luego a él, y entiende mi punto. Me pongo de pie sin ayuda y sacudo la parte trasera de los jeans.

—Me llamo Chase.

—Bueno, Chase, de verdad no quiero interrumpir tu diversión, así que debería irme.

Empiezo a caminar cuando lo escucho reír.

—Solamente estaba orinando, los baños aquí no son los más limpios.

Enamorada Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora