Capítulo 12

948 46 1
                                    

—¡Suéltame!

El grito de la chica me llega hasta el alma, suena desgarrador. Dejo el vaso en donde puedo y salgo por la puerta trasera, decidida a averiguar qué es lo que está pasando. Noto a un chico, lo suficientemente borracho como para estar a un trago de quedar inconsciente, está besando el cuello de la chica y la manosea desesperado, ella llora y lo empuja sin mucho éxito.

—Oye, idiota, si tanto te gusta abusar de las chicas, inténtalo conmigo a ver a cómo nos toca.

El chico se da la vuelta, me mira de arriba abajo y una asquerosa sonrisa se forma en sus labios, se tambalea hacia mí y, cuando está cerca, le doy un buen rodillazo justo en donde los chicos más presumen. El chico se tambalea y cae al suelo.

—Ey, ¿estás bien? —Le pregunto a la chica, la cual llora y tiembla.

Otra chica sale de la casa y se reúne con ella, me imagino que son buenas amigas, pues la consuela y la lleva dentro. Antes de que pueda darme cuenta, el chico me toma por las muñecas y comienza a acercar el rostro para besarme.

—¡Detente, animal! —Grito, arrepintiéndome de mis palabras, ¿por qué insultar así a los animales?

De pronto, el chico desaparece, todo sucede tan rápido que apenas me doy cuenta cuando Tobías lo toma por el cuello de la camisa y lo estrella contra la pared, le da un buen golpe en la mandíbula y lo deja en el césped como si nada hubiera pasado.

—¿Acaso eres adicta a los problemas o qué te pasa? —Parece molesto, pero controla su tono de voz.

—¡Ya lo tenía! —Protesto.

—Ajá. —Se cruza de brazos y me da una buena mirada.

Parece que inspecciona cada célula de mi cuerpo y no sé cómo sentirme al respecto, ¿le gustará el nuevo look?, ¿le pareceré estúpida?

—Te ves...

—¿Eres uno de esos chicos que prefieren a las chicas sin maquillaje y bien tapaditas? —Interrumpo a la defensiva.

—Iba a decir que te ves muy sexy, pero como prefieras. —Se encoge de hombros.

Intento contener la sonrisa y me hace un gesto para que lo siga. Subimos las escaleras hasta llegar a una habitación, grande, pero sencilla, es muy parecida a la de su otra casa.

—Me has dejado cual prostituto hoy en la mañana. —Dice cerrando la puerta a sus espaldas.

Suelto una carcajada, pero él no se ríe.

—Perdona, no quería...

—¿Eres una de esas chicas que salen corriendo por la mañana para evitar el incómodo desayuno del día siguiente?

—Iba a decir que te veías cansado y no quise despertarte, pero como prefieras. —Lo igualo y logro sacarle una sonrisa, ¿por qué es tan difícil?

—Bueno, me he sentido usado. —Noto en su rostro que está de broma, ¿qué bicho le ha picado hoy?

—A la próxima te despiertas temprano y te aseguras de que no me pierda el desayuno.

Asiente con la cabeza y se acerca a mí, tan cerca que nuestras respiraciones se unen, me toma de la cintura y acerca mi cuerpo al suyo.

—¿Qué tal una cena? —Pregunta mirándome directo a los ojos.

—¿Una cena? —Alzo una ceja.

—Una cena. —Asiente con la cabeza. —Ahora.

—¿¡Ahora!? —Río.

—A menos de que no te atrevas. —Me suelta, se cruza de brazos y se encoge de hombros.

Es verdad que me la estoy pasando genial con Roxy y los chicos, pero fiestas hay muchas, además Roxy siempre me dice que comience a vivir. Escaparme con un chico que está metido en cosas turbias y que apenas conozco, ¿qué mejor aventura que esa?

—¿A dónde vamos? 

Él sonríe, abre la puerta y me hace un gesto para que salga.

—Damas primero. —Dice coqueto.

—Solamente usan esa excusa para vernos el trasero. —Le digo mientras salgo de la habitación.

—Eso es cierto. —Escucho su voz de tras de mí y logro contener una carcajada.

Bajamos las escaleras y, justo cuando vamos saliendo de la casa, alguien me toma del brazo.

—Oye, ¿quieres...? —Chase se detiene cuando sus ojos se dan cuenta de quién está detrás de mí. —¿Ya te vas?

Por la mirada que le hecha a Tobías, puedo darme cuenta de que no está nada contento con la idea.

—Solo iremos a cenar, no tardaré mucho. —Digo en un intento de calmar las aguas.

—O tal vez sí. —La voz de Tobías es burlona, y mira a Chase con desagrado.

—Alyssa no te vayas. —Dice acercándose a mí y bajando la voz. —No con él.

—Estaré bien, te lo prometo. —Le sonrío con ternura.

—Pero...

—Ya te dijo que estará bien.

Tobías suena como si su paciencia estuviera llegando a su límite y, siendo sincera, no quiero averiguar qué sucedería si Chase dice una palabra más. 

Le sonrío una vez más antes de salir de la casa. Nos subimos a la motocicleta, y Tobías alza su chaqueta y me mira, pero, como la otra vez, aferro las manos en la parte de atrás y él suelta una carcajada antes de arrancar el motor.

—¿Lista? —Pregunta.

Miro la casa y noto a Chase, que sigue mirándome desde el umbral de la puerta.

—Lista.

Enamorada Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora