Entro por la puerta de la casa muerta de la risa. El rostro del policía me ha dejado congelada, de verdad creí que pasaríamos la noche en prisión mientras que Tobías tenía un jueves común y corriente, pero después de pedirnos que nos salgamos del agua y dejarnos ir, la adrenalina del momento se apoderó de mí y no he parado de reír desde entonces.
—Sabes que amo tu risa, pero estoy comenzando a preocuparme. —Ríe Tobías mientras deja su chaqueta sobre el mostrador de la cocina.
—¡Es que ha sido genial! —Exclamo mientras no puedo dejar de hacer expresiones con las manos. —Es como si estuviéramos en una película de acción y acabáramos de escapar de la policía, ¡pero eso es lo mejor de todo! Si me imagino en una película de acción, me imagino como la policía, pero no, ¡se intercambiaron los roles!
—Algo así no debería emocionarte. —Se acerca a mí y me toma por la cintura, mis brazos se enredan en su cuello.
—Pues creo que me gusta la acción. —Sonrío orgullosa.
—Quieres acción, ¿eh? —Levanta una ceja. —Tal vez deberías pasar más tiempo conmigo.
Comienza a besarme el cuello y, aunque no puedo borrar mi sonrisa, las carcajadas han desaparecido, todo se vuelve demasiado cuando sus labios están sobre mí. Cierro los ojos y disfruto del momento.
—Si pasara más tiempo contigo tendríamos que fundirnos el uno con el otro. —Intento reír, pero no lo logro porque sus dientes juegan con mi piel.
—Podemos intentar.
Comienza a besarme mientras se deshace de mi blusa y yo de mis shorts al mismo tiempo que mis zapatos desaparecen y me parece un tanto divertido que ni siquiera pudimos caminar más de cinco pasos desde que entramos por la puerta y ya estoy completamente desnuda.
Sus besos bajan de mi cuello a mis pechos y atrapa un pezón entre sus dientes mientras que tuerce al otro una y otra vez y no puedo evitar soltar un gemido. Su mano baja y me da una nalgada tan fuerte que estoy segura que ha dejado a mi piel roja, cuando suelto un pequeño grito y un brinco, Tobías aprovecha para ponerse de rodillas y pegar su lengua a mi clítoris. Mis manos se enredan en su cabello, desesperadas por sujetarse de cualquier cosa que le pueda dar equilibrio a mi cuerpo antes de derrumbarse. No puedo evitar llevar mis caderas hacia atrás para separarme del hombre que me está haciendo sentir más cosas de las que soy capaz de soportar, pero sus manos me toman por la parte trasera de mis muslos con fuerza, manteniéndome en lugar. Su lengua hace toda clase de movimientos y mis piernas comienzan a temblar.
Sus ojos no dejan de mirarme ni por un segundo, pero rompo el contacto visual cuando introduce dos dedos dentro de mí con fuerza y tengo que cerrar los ojos, echar la cabeza hacia atrás y jalar su cabello tan fuerte que temo lastimarlo. Llego al orgasmo con un fuerte gemido y Tobías no me da ni un segundo para respirar antes de tenerme sobre su hombro, pero yo me siento tan drogada que no hago más que dejarlo ser.
Me deja caer sin cuidado sobre la cama, haciéndome rebotar un poco, y una sonrisa se forma en mis labios. Me gusta cuando está en su estado más salvaje. Su cuerpo está sobre de mí antes de poder entender lo que está pasando, me besa frenético y mis manos recorren su cuerpo como si pertenecieran ahí, pero toma mis muñecas con una mano y las junta con fuerza sobre mi cabeza.
—Hoy no vas a tocar, Alyssa. —Susurra en mi oído.
Cierro los ojos al escuchar su voz. Mierda, incluso su voz podría ser suficiente como para hacerme tropezar sobre el borde del abismo. Escucho el sonido de metal chocando contra metal y abro los ojos para encontrar a Tobías sonriendo mientras sostiene unas esposas en alto.
—¿Le has robado sus esposas? —Pregunto con los ojos casi saliéndose de sus órbitas.
—¿Crees que lo abracé porque soy muy buena persona? —Pregunta sarcástico.
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Enamorada Del Diablo
Teen FictionDespués de un año, Alyssa regresa a Seattle para comenzar el año más importante de su vida, ese por el que tanto ha sacrificado, pero algo ha cambiado. Algunos pensarían que es imposible notar cuando una sola persona llega a la ciudad, pero se...