Lo primero que hago al abrir los ojos es darme la vuelta con un movimiento rápido y agarrar mi celular de la mesita de noche junto a mi cama. El corazón me late con fuerza cuando lo enciendo, mis dedos tiemblan y por alguna razón, me da miedo leer la respuesta que me ha mandando. ¿Cómo habrá tomado mi mensaje?, ¿se habrá molestado? Peor aún, ¿se habrá alegrado?, ¿habré sido muy grosera?, ¿debí llamar?, ¿debí hacerlo en persona?, ¿debería estarle dando tantas vueltas?, ¿por qué mi celular está tardando tanto en encender?Entro directo a mis mensajes cuando mi celular termina de encenderse. Nada... No hay nada. Ni un mensaje, ni una llamada perdida, nada. Hubiera preferido que me insultara a esto. ¿Esta reacción significa que le alivia no tener que volver a verme?
Sinceramente, no sé qué siento ahora. ¿Rabia porque esperaba que Tobías esté en desacuerdo?, ¿alivio porque esto significa que fue mucho más fácil de lo que pensé?, ¿decepción porque para él fueron unas semanas común y corrientes conmigo?, y si es así, ¿qué fueron para mí esas semanas?
Decido tomarlo como algo bueno. Me divertí, no perdí nada en el proceso, tuve experiencias nuevas y ahora toca seguir con mi vida, enfocarme en lo que de verdad importa. Mi futuro. Suelto un suspiro y me obligo a sonreír. Esto es bueno. Esto es como debe ser.
Me doy una ducha rápida, me visto y bajo las escaleras, sintiendo el aroma de los hot cakes cada vez más fuete. Llego a la cocina, cierro los ojos e inhalo el delicioso olor, formando una sonrisa en mis labios, esta vez genuina.
Tomo asiento y mi padre deja caer tres hot cakes en mi plato, dándome un beso en la cabeza.
—¿Lista para una nueva semana con mucha tarea y pocas distracciones?
Su tono es alegre y casual, pero hay más significado detrás de sus palabras.
—No te preocupes, papá. Ya te he dicho que todo está bajo control.
—Eso espero, princesa. Eso espero. —Dice con un suspiro. —¿Nutella o miel de maple?
—¿Por qué sigues preguntando? —Digo sacudiendo la cabeza con una carcajada.
—Porque nunca perderé la esperanza de que cambies de opinión. —Dice con un rostro lleno de asco mientras me entrega el bote de nutella y asienta el tarro con miel en la mesa.
Uso un cuchillo para untar la nutella sobre mis hot cakes, que comienza a derretirse apenas cae sobre ellos, y luego vierto tanta miel como puedo. Mi padre siempre cierra los ojos cada vez que lo hago.
Termino de desayunar, voy al baño de visitas para lavarme rápidamente los dientes, beso a mi padre en la mejilla y me subo a mi auto. Llego a casa de Roxy y apago el motor, no me molesto en mandarle un mensaje porque sé que estará más que dormida para verlo. Entro a la casa como si fuera mía y me encuentro a Andy, la mamá de Roxy, sentada en el sofá, tiene el cabello en un chongo greñudo, bolsas debajo de los ojos, una pijama que grita "¡hace una semana no me lavan!" y la mirada perdida en la pared de en frente mientras sostiene una taza de café ya frío.
—Buenos días. —Digo al verla, quitándole su taza de café y asentándola en la isleta de la cocina.
Me sonríe como puede y continúa observando la pared. Cuando Rufus, el padre de Roxy, murió de cáncer, Andy no lo tomó nada bien, desde entonces se ha rehusado a salir de la casa, se rehúsa a tener visitas, se rehúsa a sonreír y, más que nada, se rehúsa a sentir lo suficiente como para cuidar de Roxy. Ahora pide comida por internet y ve una que otra vez la televisión, pero la mayoría del tiempo su mirada está perdida en objetos, como paredes, mesas, escaleras, puertas, lámparas. Una vez la descubrí mirando la televisión con tanta concentración que me dejó la piel de gallina cuando noté que estaba apagada. Me pregunto qué pasará por su cabeza cada vez que se pierde de esa manera, ¿estará recordando todos los momentos que tuvo con su ahora difunto esposo o simplemente tiene la mente en blanco? Tal vez al ser incapaz de sentir en lo absoluto, tampoco sea capaz de pensar.
Subo las escaleras a la habitación de Roxy y la encuentro en la cama. Con los cabellos alborotados, los ojos cerrados, un brazo colgando fuera del borde, las sábanas echas un lío, los labios abiertos y la parte de la almohada que está debajo de ellos, húmeda.
Subo todas las cortinas de la habitación y abro todas las ventanas, dejando que entre aire fresco a la habitación que huele a vieja ropa olvidada. Roxy no hace más que poner una almohada sobre su rostro.
—No iré hoy, Alyssa, vete. —Gruñe.
Formo una mueca al pensar lo triste que es que, sin tener que abrir los ojos, ya sepa que soy yo, porque sabe que no hay posibilidad alguna de que su madre le importe lo suficiente como para ir a despertar a su hija que ya va tarde a la escuela. Me pregunto si sabe que Roxy sigue yendo a la escuela.
—Claro que irás, me he enterado que tienes una prueba importante a segunda hora. Vístete, que no tenemos mucho tiempo de sobra. —Digo lanzándole un par de prendas que he tomado de su armario. Tomo la bocina de su baño antes de salir de la habitación, dejando la puerta abierta.
Conecto la bocina al bluetooth de mi celular y la coloco al final de las escaleras para que Roxy tenga que bajar con el fin de apagarla. Dejo que el Concierto De Aranjuez inunde cada rincón de la casa, subiendo el volumen al máximo.
Hago más café y lo sirvo en una taza, entro a la sala, abro un poco las manos de Andy y la coloco entre ellas, reemplazando el que tenía antes por uno caliente, pero ella no hace ningún movimiento. Sé que no se lo beberá, pero aún recuerdo que ella y Rufus solían beber café juntos todas las mañanas sin excepción, tal vez esa sea la razón por la que todavía tiene fuerzas para levantarse de la cama y servirse un café, pero sin ser capaz de beberlo.
—¡Ugh! —El gruñido de Roxy se escucha cerca, por lo que ya debe haber bajado. —Odio la música clásica. —Dice con énfasis en "odio".
Le doy un zape en la parte de atrás de la cabeza y salgo de la casa con Roxy detrás. Nos subimos al auto y comienzo a dirigirme al instituto.
—Es una lástima. —Dice suspirando. Tiene el codo recargado en la ventana y la cabeza en la mano.
—¿Qué? —La miro.
—Que mi padre haya sabido que iba a morir. —Dice con la mirada aburrida y yo asiento en la cabeza.
—Lo sé. —Suspiro igual. —Tal vez si hubiera sido más rápido, hubiera sufrido menos.
Roxy me mira extrañada y menea la cabeza.
—No. Tal vez si hubiera sido más rápido no hubiera tenido tiempo de pagar todos mis años de instituto por adelantado.
Pongo los ojos en blanco, pero dejo pasar su comentario. Así es Roxy, así es su manera de sobrevivir lo malo que le sucede, quitándole importancia. Ella y Rufus eran muy cercanos, casi tanto como mi padre y yo, sé que le dolió a más que nadie, aunque intente ocultarlo de todos, incluso de ella misma.
Al llegar, estaciono el auto y entramos al edificio. No puedo evitar reír cuando Roxy me da un zape en la cabeza antes de irnos a nuestras respectivas clases. Una semana sin Tobías Thunder.
--------------------------------
Bye, bye, Tobías. No te vamos a extrañar de todas formas.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada Del Diablo
Roman pour AdolescentsDespués de un año, Alyssa regresa a Seattle para comenzar el año más importante de su vida, ese por el que tanto ha sacrificado, pero algo ha cambiado. Algunos pensarían que es imposible notar cuando una sola persona llega a la ciudad, pero se...