Capítulo 5

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Deja sus últimas dos cartas sobre la mesa y son... ¿Dos Reyes?

—¡Ahuevo que sí! —Escucho el grito de Chase detrás de mí.

¿Gané?

¡Gané!

Quiero gritar, brincar y reírme en la cara de este tipo, pero permanezco calmada y lo miro.

Los jugadores anteriores se están burlando de él mientras las chicas se susurran cosas entre ellas, pero a él no parece molestarle, es más, está tan quieto que por un segundo pienso que se ha dormido con los ojos abiertos, hasta que su mirada cambia y me mira... ¿Orgulloso?

Su rostro me dice que, si no está orgulloso, entonces no podría importarle menos. Y eso no es lo que yo quería. Quería que se hincara delante mío con lágrimas en las mejillas y me rogara que le dé otra oportunidad para poder recuperar su ego, pero simplemente apaga su cigarro en el cenicero, se pone de pie y camina hacia mí. Yo igual me pongo de pie porque es un chico grande, muy grande y quedarme sentada en la silla solo haría que me sienta más pequeña todavía.

—Bien jugado. —Dice, inclinándose tanto hacia mí que puedo sentir su aliento a cigarro y whisky caro en mi rostro, pero no me muevo, no dejaré que me intimide.

Comienzo a sentir algo en la punta de mi estómago, como si acabara de hacerle sentir orgulloso a la persona más importante del universo, pero me recuerdo que, este chico podrá ser difícil de impresionar, pero a mí no podría importarme menos. Saca un fajo de billetes de su bolsillo trasero y me lo entrega, haciendo que las puntas de nuestros dedos se toquen, siento una carga eléctrica pasar por mi cuerpo y, por instinto, doy un respingo.

Me recompongo y digo:

—No vuelvas a cometer el error de subestimarnos.

Le doy mi mejor "jódete" sonrisa, meto el dinero a mi bolso y salgo de la habitación. Una vez fuera, recargo mi espalda en la pared e intento calmarme, tengo el corazón a mil por hora y estoy temblando, pero ese sentimiento se desvanece en cuanto Chase sale de la habitación y me sonríe como si nunca hubiera visto algo más impresionante que lo que acabo de hacer.

—¿Dudabas de mí? —Río, porque yo igual dudé de mí misma.

Me estrecha entre sus brazos y me da un giro en el aire antes de devolver mis pies al suelo de madera oscura.

—¡Eso estuvo increíble! —Grita con emoción.

Alza la mano y choco la mía con la suya.

—Fallaste, fallaste ah ha ha. —Comienzo a cantar con los puños cerrados y los brazos moviéndose en círculos frente a mí. —Ya no cenaste hoy, ¡whoo! No cenaste hoy, no, no, no, no cenaste hoy, ¡estás a dieta!

Chase se queda parado frente a mí sin mover un solo músculo y mirándome como si tuviera un tercer ojo, pero luego ríe.

—¿Debería saber qué ha sido eso?

—¿¡Qué!?, ¿¡no has visto "Buscando a Nemo"!?

—Oh, por favor, no. —Cubre sus ojos con sus manos mientras ríe de la vergüenza y yo me río a su lado mientras vamos escaleras abajo.

—¡Hey! Te hemos estado buscando, creí que ya te habían drogado en algún baño. 

Roxy aparece frente a mí y me da un abrazo, realmente preocupada.

—¿Tú buscándome a mí?, ¡yo los busqué a ustedes y no estaban por ningún lado! —Digo asentando mis manos en la cintura en modo de protesta.

—Estábamos en la piscina. —Dice Jay.

—No, no estaban.

—En la segunda piscina. —Dice Roxy suspirando, entendiendo que hubo una confusión de palabras.

Enamorada Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora