Ambos, mi padre y yo, miramos a Tobías con la boca abierta, pero mi padre se recompone mucho más rápido que yo.
—Mi hija no tiene novio. Mucho menos alguien como tú. —Dice mirándolo de arriba a abajo.
—¡Papá! —Exclamo, sin reconocer al hombre que acaba de decir esas palabras.
Tobías da un paso al frente, pero mi padre no retrocede, al contrario, él hace lo mismo.
—Alyssa. —Dice mi padre entre dientes. —Dile a tu amigo que se retire ahora mismo si no quiere que llame a la policía.
—¿A la policía? —Tobías suelta una risa sin gracia. —Llámalos, veremos a quién joden más.
Claramente la amenaza de Tobías no es muy válida, pues él es el que está en casa de mi padre, pero no me sorprendería si lograra voltear las cosas. Antes de dejar que algo así suceda, decido interrumpir su preciosa conversación.
—Tobías, vete. —Digo sin más.
Tobías me mira y da un paso hacia atrás, como si acabara de ser disparado en el pecho. Puedo ver la sonrisa victoriosa de mi padre por el rabillo del ojo.
—Alyssa...
—No quiero que nada suceda, no esta noche, no tengo la cabeza para ello. —Lo miro, no sé si pidiéndole disculpas por sacarlo o dándole las gracias por haber venido. —Gracias por venir, de verdad, nos vemos mañana, ¿vale?
Sin decir nada, me toma de la cintura y me acerca a él, haciendo que nuestros labios se encuentren a la mitad del camino. Es un beso corto, pero tan íntimo que estoy completamente roja cuando se separa de mí. Mi padre toma un paso decidido hacia Tobías y, aunque nunca he visto a mi padre lanzando un golpe, estoy segura de que esta será la primera vez. Tobías le sostiene la mirada, aún con su mano en mi cintura, retándolo a hacerlo, pero antes de que mi padre pueda hacer algo al respecto, el timbre suena de nuevo.
La mirada de mi padre se desvía a la puerta y puedo notar el nerviosismo apoderándose de él.
—Alyssa, saca a tu amigo por la puerta trasera. —Dice mirándome con una furia que no había visto jamás.
—Novio. —Lo corrige Tobías.
Mi padre forma puños a sus costados y, antes de que comience algo que no quiero presenciar, tomo a Tobías de la mano y lo llevo al patio trasero. Baja el escalón que te lleva al jardín y yo me quedo dentro de la casa, haciendo que estemos a la misma altura.
—No me pidas que me vaya. —Sus manos encuentran mi rostro por tercera vez en el día y me mira con unos ojos suplicantes, tanto que los míos comienzan a picarme. Siento que Tobías es mi único refugio en esta guerra, el único que está de mi lado y lo tengo que dejar ir.
Cuando no digo nada, asiente con la cabeza y me besa. Es uno de esos besos tan apasionados que me quedo sin aliento, ofreciéndole todos y él aceptándolos con gusto. Nos besamos como si no nos quisiéramos soltar.
—¡Alyssa! —Grita mi padre, con una voz alegre y burbujeante, seguramente nuestros invitados ya han pasado por la puerta.
Tobías me besa con más fuerza tres segundos antes de soltarme.
—Te ves guapísima, Yssa. —Dice sin aliento.
—¿No vas a decirme que te llame si lo necesito? —Pregunto, literalmente rogándole que me salve de la situación que aún no ha comenzado.
—No tengo que decírtelo, sé que lo harás.
Toma mi muñeca, acariciándola por unos segundos antes de dejar la rosa en mi mano. Me mira una última vez y desaparece.
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Enamorada Del Diablo
Teen FictionDespués de un año, Alyssa regresa a Seattle para comenzar el año más importante de su vida, ese por el que tanto ha sacrificado, pero algo ha cambiado. Algunos pensarían que es imposible notar cuando una sola persona llega a la ciudad, pero se...