Capítulo 101. Todo irá bien

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Tanto Sara como Leonardo eran conscientes de que el grupo comenzaba a sospechar de la peculiar actitud de la pareja que aún mantenía el secreto tan delicado e importante como lo era la llegada de su bebé.

Ambos continuaban sin dar crédito que tal posibilidad pudiese ocurrir. Seguían sin saber qué pensar, y mucho menos, cómo debían asimilar una responsabilidad tan grande como la que se les venía encima. Ambos sentían unas impresiones completamente indescriptibles:

Leonardo no podía dar crédito de que, a pesar de su alteración genética tal como la mutación que sufrió él y su familia, jamás pensó que siendo él una tortuga mutante pudiera tener hijos con una humana, como era el caso con Sara. En pocas palabras... ¡Iba a ser padre... Una tortuga mutante, y una humana!

Por lo contrario, Sara permanecía en ese bucle de mil pensamientos y sensaciones invadiéndola, desde el inicio hasta el fin de estos días. Sentía que se encontraba en un completo apuro, pero a pesar de ello, era hermoso pensar que una vida se estaba gestando en su interior.

No podía negárselo a sí misma, no quería ver la situación con malos ojos, y mucho menos, a su bebé. Aún así, le aterraba la idea de su papel como madre. «Realmente, ¿estoy preparada para ser madre...?» Se hacía la típica pregunta una, y otra, y otra vez...

Por el momento, esta le pidió a la tortuga discrección ante sus hermanos, Splinter, y los demás, hasta que al menos ambos se pudieran hacer completamente a la idea. En cambio, Leonardo trataba de convencerla de que debían contarlo lo antes posible.

Es decir... «Todos lo acabarán averiguando. ¿Qué sentido tiene ocultarlo?» Cuestionaba la tortuga. Por no hablar de la extraordinaria habilidad que tenía el maestro Splinter de percibir cuando algo perturbaba a sus hijos, a cualquiera del grupo.

Sin duda, era un hecho que aterraba a a Leonardo cada vez que se encontraba al sensei, o tenía que compartir cualquier conversación con el maestro rata.

Evidentemente, era cuestión de tiempo que sus hermanos y el resto de amigos comenzaran a dirigir ligeras sospechas sobre ellos, especialmente, por la morena. Era muy obvio, ya que el estado de Sara no se trataba de uno cualquiera, y menos, uno que se pudiera disimular por mucho tiempo.

En un intento de actuar con normalidad, las chicas bajaron a las alcantarillas encontrándose con Nora, quien estaba de visita. Recibieron a ambas con una cálida bienvenida, ya que Nora no las había vuelto a ver desde su cumpleaños, por parte del resto, las veían regularmente.

De fondo estaban transmitiendo en la televisión un episodio de la serie de Bradford, serie que a los chicos les encantaba ver. Las chicas se miraban entre ellas, irritadas de semejante sinsentido de serie que no había por donde cogerlo. Afortunadamente, el episodio se terminó, cosa que las chicas celebraron sutilmente con un suspiro de alivio.

Nora: Jamás entenderé cómo os puede gustar ver esa animación tan patética... —Incapaz de comprenderlo negó con la cabeza.—

Raph: Precisamente, porque es patética. —Afirma entre risas.—

Lara: Imagínate, nosotras hemos tenido que aguantarlo incluso en el espacio. Qué paciencia... —Resopló de frustración, echándose sobre Sara acomodando la cabeza en su hombro izquierdo.—

Sara: —Dirigió la vista hacia la pelirroja, pero estaba tan hundida en sus pensamientos que ni siquiera respondió de alguna manera. Desviaba la mirada constantemente, sin saber incluso seguir la conversación.—

Herederas Y MutantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora