Capítulo 110. Pasar Página

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Los corazones de todos continuaban en estado de cicatrización, las sonrisas eran más recurrentes conforme pasaban las semanas. Era un hecho de que debían coger fuerzas para seguir adelante...
Hacer de tripas, corazón.

Cada uno había hallado el modo de llenar su tiempo, así como la manera de sobrellevar su duelo. Sara había encontrado una afición con la que mantenerse entretenida, y no sólo se trataba del embarazo.

Se había aficionado a la jardinería. Habían unos cuantos huertos libres en el vergel, ahí fue donde encontró su nuevo pasatiempo, lejos de todo lo que conllevaba liderar los Kairos, y desmontar los trapos sucios de Shredder, y de los criminales de los bajos fondos de la ciudad.

Se mantendría alejada de todo al menos hasta dar a luz, como le prometió a Leonardo. Pero antes, quiso darle prioridad a los trapos sucios de Shredder que aún quedaban por desmantelar por la ciudad. Se encargó de que su banda siguiera las instrucciones de Karai junto con sus ninjas. El tiempo lo era todo en ese mundillo.

De buena mañana, Lara salió en busca de la morena. Fue fácil de adivinar donde se encontraba, pues la vio plantar unas semillas en uno de tantos huertos en los que ya había empezado a plantar.

Lara: Le has cogido el gusto. —Dijo en su tono de ironía habitual, anunciando su llegada.—

Sara: Es más relajante de lo que parece. —Con sus manos sembró tierra por encima, esbozando una sonrisa deseosa por verla crecer. Cuidadosamente senpuso en pie mientras se sacaba los guantes.— Y tenemos algo en común, una semilla que evoluciona a una bonita flor. —Sonriente acarició gentil su barriga.—

Lara: Yo diría algo más grande. —Bromeó con su sarcasmo particular, recibiendo una risita por parte de su hermana.— Acaba de llegar un tío del Amazon, ha preguntado por ti.

Sara: ¿Ya ha llegado? —Una amplia sonrisa se formó en sus labios. Dejó los guantes de jardinería tirados a un lado sobre el suelo, entrando en la mansión a prisas.— ¿Y los chicos?

Lara: Digamos que... él es el motivo. —Señaló con la mirada al repartidor esperando en la entrada del salón, rodeado por un par de cajas que contenían lo que Sara había pedido.—

Sara: —Rió levemente entre susurros. Se acercó hasta el repartidor recibiéndolo sonriente.— Buenos días.

Repartidor: Buenas. ¿Sara Cheryl? —Preguntó dirigiéndose a la morena.—

Sara: Ajá. —Asintió sonriente.— Supongo que debo firmar.

Repartidor: Tiene que firmar aquí, y aquí. —Le señaló los puntos exactos donde requerían la firma de la clienta, en este caso, de la morena.—

Sara: Muy bien. —Sujetó el bolígrafo que el repartidor le prestó para realizar la firma sobre el soporte del portafolios.—

Repartidor: —Durante la espera, se percató de que la clienta estaba embarazada, puesto que su barriga resaltaba ese hecho. Cuando se acercó la pelirroja, se la quedó mirando con una idea que, en estos tiempos no sería tan disparatada.—

Lara: —Observando a Sara realizando las firmas, se percató de que el repartidor se la quedó viendo con una cara extraña. Dedujo que se debía porque, aparentemente, eran dos chicas solas en una mansión, y una de ellas embarazada.— Sorprendente, ¿no?

Repartidor: Sí... Claro... —Una notoria incomodez se hizo presente en él. Una vez que Sara le entregó el portafolio con las firmas de la entrega, ni se molestó en despedirse para salir lo antes posible de allí.—

Herederas Y MutantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora