Capítulo 100. Azul

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Los Kairos se pusieron en marcha con el plan de Sara: paralizar algunas de las organizaciones criminales que en su momento estaban vinculados con ellos. No se trataba de algo fácil, pero era una potente ventaja que, en su mayoría, se trataran de organizaciones pequeñas.

Sara debía acompañarles en tal operación, pero por extrañas razones, le pidió a Jack que las llevara a cabo en su lugar. Costó de convencer, pero lo logró. De ahí que este aceptara ser su socio dentro de la banda.

No quería dar ningún tipo de explicaciones, aunque lo único que pudo decir, era que se encontraba indispuesta. Lo cierto es que ni ella misma sabía qué demonios le estaba ocurriendo para que se encontrase así.

Por el momento, prefirió no decirle nada a nadie. Pensó que simplemente se trataba de algo pasajero, algo que podría no ser preocupante. Además de que la situación ya era inquietante de por sí ante la inminente aparición de Súper Shredder.

Leonardo pensó en darle una pequeña sorpresa a su novia. Quería recompensarla de alguna manera por la agónica situación que la hacía pasar, además de lo agobiada que la llevaba la banda. La invitó a cenar en el restaurante de Murakami.

La morena no supo de su sorpresa hasta que se vieron en la entrada del restaurante. No pudo negar de que le subieron los ánimos el gesto que había tenido la tortuga con ella.

Depositándole un cálido beso en sus labios como agradecimiento, ambos entraron cogidos de la mano. Murakami supo con anterioridad del plan de la tortuga con su novia, por lo que los recibió alegremente.

La pareja se sentó en los taburetes frente la barra saludando a Murakami. En cuanto al pedido para la cena, resultaba muy evidente para el cocinero a estas alturas.

Murakami: ¿Lo de siempre? —Sugirió sonriente a la pareja.—

Leo: Así es, Murakami San. A menos que a la señorita le apetezca otro plato. —Insinuó sonriente a su pareja.—

Sara: —Rió levemente por la insinuación.— No, no. Pizza gyoza está bien. Aunque me gustaría también una ensalada como acompañante, si no es molestia. —Sentenció sonriente.—

Murakami: Entonces marchando dos de pizza gyoza y una ensalada. —Anunció con entusiasmo, poniéndose manos a la obra en la cocina.—

Leo: Esperaba que pidieras un plato diferente. —Murmuró en un tono burlón.—

Sara: Cuando estamos aquí siento que no puedo pedir otra cosa. —Respondió entre risas pareciéndole un tanto cómico.—

Leo: Lo comprendo. —Agregó siguiendo la broma riéndose levemente.—

Sara: La verdad es que no esperaba esto como sorpresa. Aunque es cierto que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve. —Indicó recordando con una sonrisa observando el restaurante.—

Leo: Quería romper un poco la rutina. Además, esta situación nos tiene a todos locos, y la estoy tomando demasiado contigo. —Lamentó cabizbajo rascándose la nuca.—

Sara: —Sonrió conmovida por el gesto de la tortuga. Sujetó sus mejillas con gentileza para depositar un beso en sus labios.— Está bien, tranquilo.

Leo: —Sonrió amplio por la respuesta de su novia. Le devolvió el beso rodeándola de la cintura.— Te prometo que la próxima sorpresa será mucho mejor. —Murmuró sonriente.—

Sara: Estar contigo ya es toda una sorpresa. —Respondió igual depositando otro beso de pico en sus labios.—

La tortuga rodeó la cintura de la morena depositando varios besos juguetones en su mejilla y cuello. Como respuesta, rió levemente además de avergonzada por el lugar en el que se encontraban.

Herederas Y MutantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora