No he sabido de Cath en dos días, ni siquiera la he visto en el instituto; es como si estuviese escondiéndose de mi. Aunque literalmente me aseguró que no es eso.
Está ocupada con los últimos exámenes.
He estado apunto de hecharme a correr a su casa y pedirle que hablemos pero no quiero que se sienta presionada. No he podido dormir, no quiero seguir pensando ese tipo de cosas, no puedo concentrarme en nada que no sea ella. Es exagerado lo sé, pero no puedo evitar sentirme de esa forma.
Quizás es la razón por la que antes evitaba este tipo de relaciones.
De todas formas estoy aquí.
Abro la puerta del coche sacando mis llaves y la cartera de la guantera. Avanzo hasta la puerta de su casa por más que lo haya evitado, ahora ya no importa, me encuentro aquí como un completo estúpido.
— ¡Zedd! — me giro sobre mis talones cuando una voz familiar me llama.
Mi corazón empieza a latir con fuerza, los buenos ánimos que tenía o al menos los pocos se han esfumado completamente.
Aprieto la mandíbula, pero me hecho a andar hasta la puerta.— ¡Zedd, porfavor espera! — Lia Anderson habla a mis espaldas.
Me giro sobre mi eje encarandola — : ¿Qué? — espeto con dureza.
— Necesito que hablemos — dice.
— No tengo nada de que hablar contigo — mi voz es neutra, carente de emociones y sentimientos.
— Por favor — suplica.
— ¡Qué es lo que quieres Lia! — la observo irritado y exasperando — ¿No has echo ya suficiente?
Luce herida pero no me importa —: Solo serán unos minutos. Prometo no quitarte mucho tiempo.
— Ni siquiera debería hablar contigo — frunzo el ceño negando con la cabeza — Es más , que diablos haces aquí.
Vuelvo a caminar hacia la puerta pero el sonido de su voz llega a mi de nuevo.
— ¡Aún lo recuerdo todo! ¡No he olvidado nada! ¿No le has contado a Cath, quien soy realmente?
No puedo creer lo que está diciéndome. La observo incrédulo y sorprendido —: ¿Qué?
— Lo que pasó con nosotros, con... — se detiene, sus ojos están llenos de lágrimas pero no me conmueve.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué te agradezca por recordarlo? — me burlo riendo sin querer.
— No seas así — si expresión es triste — Lo único que quiero es hablar.
Abre la boca para decir algo, pero luego la cierra de golpe, pensándolo mejor. Miro el reloj de mi teléfono impaciente.
— Yo aún te quiero — dice con voz temblorosa — Aún te quiero, Zedd.
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Tu mi "y" Wattys2019
Teen FictionNormalicemos ser el número uno. Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal. Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada. Así fue hasta una peculiar noche. Encontró a alguien que...