Mis párpados pesan, la luz que proviene de algún lado me obliga a abrirlos poco a poco. La cabeza empieza a dolerme como si miles de agujas se clavaran en ella, llevo mi mano sobre la cabeza intentando de alguna forma calmar el dolor y noto que tengo un vendaje espiral en la mano y uno pequeño en la frente. Recorrí la habitación con la vista e inmediatamente reconozco el lugar, es una habitación de hospital, los recuerdos empiezan a aparecer en mi cabeza y empiezo a asustarme. La puerta se habre y veo a mi madre ingresar y enseguida sonríe cuando me mira.
— Hijo — me abraza con cuidado y besa mi frente — Estoy tan feliz de verte despierto, estaba tan angustiada. Creí que también te perdería a tí.
Su sonrisa se borra cuando me mira y se que algo sucedió con Cath, lo sé. Puedo sentirlo, ella no está bien, algo grita en mi interior alertandome, algo grita que debí detener el coche cuando ella me lo pidió.
— ¿Q-Qué paso? — mi voz suena inestable y ronca.
Mi madre me mira a la cara, sus facciones están teñidas de preocupación y mi angustia aumenta cada vez más.
Mi corazón late a una velocidad anormal, mi respiración se atasca en mi garganta y la ansiedad es cada vez mayor, estoy apunto de perder la cabeza si no me responde.
— Madre que sucede, Cath, cómo está ella.
— Está muy grave, Zedd.
No puedo aceptarlo.
No puede ser posible.
No puedo respirar con normalidad, no puedo pensar con claridad, todo a mi alrededor pasa como un borrón indescifrable y me muevo por inercia. Empiezo a levantarme de la cama pero las manos de mi madre me detienen, la angustia se apodera de mi cuerpo y no puedo evitar sentirme como el más grande de los idiotas. Debí escucharla, maldición.
Debí detener el coche.
— Zedd — la voz de mi padre inunda mis oídos y volteo a verlo — Cálmate, aún estás afectado por la anestesia pero eso pasará en cualquier momento. Tienes un golpe en las costillas y es un milagro que no se hayan fracturado.
— ¡Cómo demonios me pides que me calme, maldita sea!
— Se que es difícil pero no lograrás nada comportándote así, necesitas tener la cabeza fría, y recuperarte. Llamaré al médico.
Se que tenía razón, se que necesito calmarme pero no puedo.
No puedo esperar, no voy a soportarlo necesito saber cómo está ella, verla, estar a su lado. La ansiedad es cada vez peor, no puedo pensar en nada más que sentir que todo mi mundo se desmorona delante de mis ojos.Jake entra junto con mi padre y el doctor, me apresuro a sentarme con ayuda de mi madre sintiendo ahora el dolor en mi cuerpo. No me interesa, solo quiero saber de ella.
— Hola, Zedd — saluda pero no respondo — Tuviste un golpe muy fuerte en las costillas, sentirás dolor por unos días. La herida de tu brazo no es grave y no tienes ningún golpe en la cabeza.
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Tu mi "y" Wattys2019
Teen FictionNormalicemos ser el número uno. Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal. Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada. Así fue hasta una peculiar noche. Encontró a alguien que...