Capítulo 56

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Bajé los últimos peldaños de la escalera dirigiéndome hacia la sala

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Bajé los últimos peldaños de la escalera dirigiéndome hacia la sala. Las voces que sonaban me indicaban que mis padres estaban en casa, dejé mi bolso sobre el sillón e inmediatamente mi padre me rodeó con sus brazos.

— Felicidades princesa — beso mi frente — Arda me comentó que tuviste una fiesta increíble.

— De haber ido tu serías el hombre más guapo, dadd — sonrió y en ese momento mi hermano apareció en la sala, mamá se encontraba preparando el desayuno, algo que no era muy común.

— En unos cuantos meses ya no la tendremos tan seguido — comentó mi madre.

— Es verdad — continuó mi hermano — Al irte a la Universidad ya no te veremos.

Era cierto.

Al terminar la escuela me iría, por cinco años, en realidad, planeaba quedarme por mucho más tiempo fuera de casa.
Ahora, aún después de todo lo que sucedió este año, nada cambió yo me iría y Zedd, Zedd se quedaría aquí o el decidiría su camino en alguna otra Universidad.

Por ahora estaba atada a él para siempre. La desicion que mi padre había tomado por mi, por más difícil que sea aceptarlo no iba a cambiar. Cuando el hacia algo no había marcha atrás, nadie podía negarse; desafortunadamente sin querer mi vida tenía otro rumbo, uno que yo no quería y no había elegido.

Quería a Zedd, mucho, pero también tenía en cuenta que no estaríamos juntos toda una vida, Zedd y yo teníamos diferentes planes y no estaba dispuesta a cambiarlo. Es egoísta pero cada uno tiene una vida propia, no quiero sentirme presionada y no quiero que nadie se encuentre de la misma forma, pero tampoco quiero dejar a Zedd.

No lo tengo claro.

Quisiera que fuera más sencillo.

— ¿Mía? — escucho — Mía tu padre te habla.

— ¿Cath te encuentras bien? — me pregunta Arda.

Volteo a verlos y afirmo con la cabeza — : Lo lamento.

— Bueno, te decía que puedes recoger tu regalo cuando quieras.

Lo miro con una sonrisa — : ¿Qué es?

— Algo que te será muy útil en la Universidad — me entrega una pequeña caja azul en las manos — Ábrelo.

Abrí la caja y automáticamente grité por la emoción, eran las llaves de un auto, abracé a mi padre sentándome sobre sus piernas como cuando era pequeña.

— ¡Gracias dadd! — besé su mejilla.

— Si quieres podemos recogerlo en la tarde luego de clases — dice mi hermano, me levanto y regreso a mi lugar.

— Iremos a cenar fuera, puedes invitar a Zedd si quieres.

Solo asiento con la cabeza y continuamos con el desayuno.

































Tu mi "y"  Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora