— Tendrías que comprar una matrícula y depositar una cuota mensual ¿Qué te parece? ¿Te animas?Revisé el folio con todos los datos del gimnasio en mi mano por última vez, era uno de los más recomendados en la ciudad, por así decirlo. No era la primera vez que asistía a un gimnasio, siempre era muy cuidadosa respecto a una dieta sana e incluyendo que tu madre era doctora lo hacia más frecuente.
— Leí en su web que tenían servicio personal de diseño de actividades, ¿Es así?
La chica de recepción que me había estado atendiendo tan bien asintió y me explicó como funcionaba. Me hacían un análisis de mi estado físico y luego diseñaban un circuito personalizado en las máquinas, dependiendo de que quisiera.
Después de la detallada información decidí matricularme, podía empezar cuando quisiera.Había decidido apuntarme a uno por segunda vez en mi vida, pero en esta ocasión era diferente. La primera vez lo hice para adelgazar, tenía en la mente una imagen de mi de princesa fina y delicada y pensaba erróneamente que eso estaba bien, que lo conseguiría y estaría feliz. No importaban los demás.
A día de hoy sinceramente continuó peleando con ese pensamiento. A veces llega y me asalta pero intento mantenerlo en control y sentirme en paz. No quiero depender de nadie para sentirme mejor, sucedió meses atrás y los resultados solo fueron inútiles ya no tenía eso que me motivaba.
Salí del edificio luego de confirmar mi inscripción, se me haría más flexible asistir por las tardes y por las noches.
Caminaba por los alrededores, tenía la opción de tomar un taxi pero quería conocer un poco más la ciudad y después del recorrido con Arda y Nathan esperaba no perderme.
Me detuve un rato al escuchar mi teléfono, tenía un mensaje de Cindy confirmando la reunión para ir al partido de básquet, Nathan jugaba hoy en la noche y todo el instituto asistiría.
— ¿De nuevo otra casualidad? — escuché que me decían, al darme vuelta no esperé encontrarme con el, estaba parado apoyado en su moto con la misma sonrisa de siempre.
— Que más sería — contesté al final acomodando mi bolso.
Justo ahora tenía esa clase de nervios que solo tenías cuando estabas frente al chico que te gusta. Se que no era eso, no podía serlo, no lo conocía y me sería imposible hacerlo por el simple hecho de que no estaba interesada y esperaba que no cambiara la situación.
— Creés en el destino Cath — preguntó.
— No, así de simple.
— Me gusta creer que el destino nos quiere juntos.
Y eso bastó para desconcertarme completamente.
¿Porqué dijo eso?
La manera en la que me miraba era indescifrable no podía saber con exactitud que decía y no esperaba algo más que eso.
Zedd era el chico que todas querían físicamente, eso era obvio pero yo sabía que había algo más debajo de eso sea bueno o malo, y por más que me intrigaba averiguarlo no tenía ninguna intensión de hacerlo, no porque lo tenía tachado como como un virus que se debía evitar, solo, solo era que eso implicaba riesgos, y era lo que no quería, con nadie.
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Tu mi "y" Wattys2019
Teen FictionNormalicemos ser el número uno. Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal. Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada. Así fue hasta una peculiar noche. Encontró a alguien que...