Capítulo 58

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No quería asistir a esa cena

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No quería asistir a esa cena.

No tenía otra opción, era ir con ellos o quedarme con mi padre en casa. Lo único que quería era llegar y ver a mi novia en la puerta luego de abrirla.

Pero lo último y lo que menos deseaba ver estaba frente a mis ojos.

Después de todo estaba sucediendo, el maldito mensaje era real. Debí haberlo suponido, si para mí era importante no puedo imaginar cuan importante sea para ella.

Ese imbécil estaba aquí, con Cath. Una parte de mi deseaba golpearlo por tocar a mi novia, golpearlo hasta dejarlo inconciente por atreverse a tocarla cómo si fuera algo suyo, la parte razonable me decía que tenía que controlarme si no quería que se ocasione un problema mayor. Pero verla ahí con el, abrazándolo como si lo quisiera, cómo si lo hubiera recuperado hacía que mis impulsos salgan, quería, realmente quería controlarme pero me era muy difícil.

¡Joder!

¿Cath, porque dejas que te toque?

¿Cómo puede mantenerlo tan cerca de ella?

No  lo soporto.

Lo quiero lejos, lejos de mi novia.

¿Qué estás diciendo, Mía? — aún no logra entenderlo, Cath es mía y no quiere aceptarlo.

— Luka... — Cath trata de hablar y el solo hecho de escuchar su nombre salir de sus labios me irrita.

— Cath es mi novia — recalco las últimas palabras — No tienes nada que hacer aquí, así que si no quieres que...

— ¿Qué, ahora te atreves a amenazarme?

— ¡Aléjate de ella! no me interesa quien seas y espero que nunca más vuelvas a tocarla.

Sonrió como si nada.

Lo único que logró fue que mi enfado aumentara, si no acababa con esto de una buena vez él seguiría frecuentandola, seguiría junto a ella como antes, no podía aceptarlo, nunca, aunque Cath me lo pidiera no dejaría que sigan viéndose.

— ¡Tu no puedes decir eso! — seguía insistiendo.

¡Mierda acaso no podía aceptarlo y quedarse callado!

— ¡Qué diablos haces tú aquí!

Cath volteó de inmediato hacia la puerta al escucharlo, su hermano había llegado, no se en que momento apareció junto a nosotros, estaba enojado por ver al intruso en su casa y por primera vez desde que lo conozco sentíamos la misma rabia por ver a una persona.

— ¡Fuera de mi casa! — gritó mirándolo, Cath sujetaba mi brazo con fuerza y se puso detrás de mi espalda.

Si empezara a golpearlo.

Tu mi "y"  Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora