Mi teléfono suena por quinta vez en el día.
Casi ruedo los ojos al imaginar que se trataba de Jake, me ha llamado tres veces en lo que va de la mañana pero aún no entiendo su emoción.
Es solo una fiesta, una que me obligaron a hacer.
— Ahora que es lo que quieres — pregunto sin interés, realmente era muy molesto.
— ¡Lo tengo todo listo! — grita — A las ocho los quiero aquí, sin retrasos. Ponte lindo y ...
Colgué.
Aveces empezaba a creer que Jake era la copia exacta y perfecta de su atolondrada novia.
Dejé todo listo sobre la mesa, luego de terminar la llamada caminé hasta la puerta de la habitación con sumo cuidado, aún no quería despertarla.
Al abrir la puerta y note que seguía dormida, su pecho subía y bajaba relajadamente, las sábanas solo cubrían la parte superior de su abdomen dejando descubiertas sus piernas y parte de su cintura. Me quedé sentado a un lado observándola en completo silencio.Pasé mis dedos por la parte descubierta de su espalda hasta llegar al inicio de sus caderas, tenía un morado que bien podía notarse por completo si alguien más lo viera, ridículamente revise las demás marcas que aunque me dolía sabía que tenía en la parte inferior de sus piernas, además de toda la piel de su cadera y muslos. Sonreí sin ninguna emoción yo le había causado todo eso, todo por un maldito mensaje.
Era culpa de él...
¿Si no hubiera insinuado que vendría?
Es culpa suya, amarrarla, dejarla atada, no se en que estaba pensando.
Quité las vendas de sus manos lentamente era lo peor de todo, haberla dejado amarrada por una noche. No tenía marcas, al menos en sus manos, le tire al otro extremo de la cama como si eso remediara lo que ya estaba hecho. Estaba enojado, lleno de rabia al saber que alguien más la quería y que era capaz de alejarla, aún con un maldito compromiso de por medio yo no tenía nada asegurado.
¡Joder!
Odiaba comportarme así, si yo tenía miedo era más que obvio que ella estaba asustada.
Cath, la quiero solo para mí, y era demasiado egoísta para dejarlo.
Sus ojos empezaron a abrirse poco a poco, su respiración ya no era calmada, al despertar por completo lo primero que hizo fue revisar sus manos para luego voltear a verme mientras que con una mano se cubría la parte de sus senos.
— Me ataste — murmura — Me dejaste amarrada, Zedd.
¡Soy un completo imbécil!
— Lo siento — me acerqué a ella rodeando sus mejillas con mis manos — Amor, perdón.
Baja la cabeza he intenta ponerse de pie pero al mismo instante suelta un quejido volviéndose a sentar, con cuidado la cargo llevándola hasta el baño, no ha mencionado ninguna palabra ni a vuelto a mirarme. Lo que más temía que pasara.
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Tu mi "y" Wattys2019
Teen FictionNormalicemos ser el número uno. Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal. Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada. Así fue hasta una peculiar noche. Encontró a alguien que...