La chica sentada a mi lado no deja de hablar y no le presto atención a nada de lo que dice. Lo único que quiero es llegar a casa, follar y dormir.
Enciendo la radio solamente para que deje de hablar, subo el volumen y miro de reojo que se mete una pastilla a la boca y me ofrece otra, rechazo la oferta, dejé el vicio hace años y no pienso volver a él.
Se pone de rodillas y mordisquea mi oreja y la piel de mi cuello, no puedo esperar a llegar a mi departamento.
Cuando ingresamos al lugar no espero a besarla, la beso profundo y duro. Su lengua juega con la mía y siento como sus manos llegan hasta mis pantalones, más específicamente a la evilla de mí cinturón. Su beso sabe a tequila y cigarrillos.
Deshace el botón del pantalón y lo desliza hacia abajo, saco mi teléfono y lo pongo sobre la mesa, de pronto deja de besarme, mi ropa interior y mis pantalones se encuentran enroscados en mis pantorrillas, gruñó cuando su boca toma mi erección y lo único que puedo hacer es cerrar los ojos al sentir su contacto.
El teléfono empieza a sonar y me inclino para llegar a él, la chica no abandona su trabajo y no quiero que deje de hacerlo, miro la pantalla y hago una mueca al ver del nombre de mi padre, desvío la llamada y lo apago. Ahora mismo no quiero escucharlo, no cuando tengo cosas más importantes que hacer.
Todo pasa muy rápido, estoy demasiado hebrio para llevarlo lento. Así que simplemente dejo que todo suceda con intensidad y brutalidad.
[...]
La incomodidad hace que me remueva en el espacio de la habitación, el dolor de cabeza es insoportable, todo mi cuerpo duele mientras me incorporo con lentitud.
Estoy en el sillón frente a la puerta y toda la estancia huele a alcohol y marihuana. Maldita sea detesto ese olor.
Me levanto y veo a la chica dormida, la agito sin cuidado para despertarla — : Toma tus cosas y vete.
— ¡¿Qué?!
Grita a mis espaldas.
— ¡Qué te largues! — le grito.
Cierro la puerta del baño esperando que se vaya. Al salir no la encuentro y agradezco que me haya hecho caso, de lo contrario la hubiera sacado sin importarme que estuviera desnuda.
Miro la hora y maldigo en mi interior, en una hora tengo una reunión en la empresa y por más que intenté no creo estar completamente sobrio ni tengo las ganas de ir. Busco mi teléfono y al encontrarlo llamo a la secretaria para que cancele todas mis citas del día.
Luego de volver al baño ingreso a la ducha por unos minutos y al salir empiezo a limpiar toda la sala y parte de la habitación, odio el desorden, es así desde hace algunos años. Mi teléfono vuelve sonar, lo ignoro pero se repite unas cuantas veces, decido contestar de una maldita vez y al cogerlo veo el número de Jake en el identificador.
Seguramente escucharé otro de sus reproches, después de todo la reunión la teníamos juntos.
— Que sucede — espero su respuesta.
— Tu madre me llamó hace una hora — suspiro.
Desde que regresó con mi padre no hay un solo día en el que no me moleste con sus ideas absurdas de recuperar el tiempo, no se cansa. Y tampoco entiendo porque regreso con el, si bien nunca se divorciaron ya su relación estaba acabada.
Al parecer sucedieron cosas entre ellos que yo no sabía.
— Necesita hablar contigo
— Dile que no iré, ya que te hablo a ti confiando que serías un buen mensajero.
ESTÁS LEYENDO
Tu mi "y" Wattys2019
Teen FictionNormalicemos ser el número uno. Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal. Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada. Así fue hasta una peculiar noche. Encontró a alguien que...