Normalicemos ser el número uno.
Ser egoísta es normal, ser arrogante y selectivo es normal.
Él era el número uno, creía ser, de hecho estaba seguro. ¿Que podía faltarle? absolutamente nada.
Así fue hasta una peculiar noche.
Encontró a alguien que...
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Nerviosa es poco para describir como me siento a la mañana siguiente en el instituto, no se como hice un esfuerzo para que Zedd me acompañe a casa anoche, pero apenas llegamos frente a mi casa salí corriendo, nisiquiera me despedí de el, solo deje salir un suave gracias y entré a casa. No lo he visto desde estonces y eso me deja más tranquila, quisiera que todo sea como antes, cuando solo éramos un par de conocidos y ya. No como ahora que tengo que huir de el a cada instante.
Parezco paranoica.
— Pareces paranoica, Cath — dice Cindy leyendo mi mente, está comiendo una gelatina de proste después de terminar su almuerzo y yo apenas he probado mi plato. — ¿Te sientes bien?
— Si solo tuve una pesadilla. —respondo enseguida y siento la mano de Nicol sobre mi mejilla.
— Estás helada, Cath ¿No te sientes bien?
— Estoy bien — intento sonreír, pero apenas hago una mueca.
— ¿Y que tal te fue con Zedd? — pregunta Cindy antes de comer otra cucharada de gelatina verde.
— A que te refieres — me limito a responder con un escalofrío recorriendo mi cuerpo.
"Me gustas, Cath"
Me sonrojo de solo recordarlo.
— Ahora estás caliente — dice Nicol sorprendida — ¿Estas segura de que estás bien?
— Ya dije que estoy bien.
Ellas intercambian una mirada y luego me miran.
— ¿Tuviste tu primera cita con Zedd?
— ¿¡Qué!? — respondo.
— Admítelo, Cath, te gusta — dice Cindy.
— No me gusta — ¿Porqué todos creen que me gusta?
— Pero puede gustarte — dice Nicol luego de beber un sorbo de su jugó. — Solo dale la oportunidad, se está esforzando, créeme.
¿Se está esforzando? Por que lo haría.
No me interesa, no me gusta.
Intento dejar el tema a un lado y me sorprende que ya no insistieran en hablar de eso. Entonces, todo empeora cuando lo distingo al pie de la puerta de la cafetería junto a Jake y Garret.
— Luces nerviosa — dice Cindy.
Ellas aún no se dan cuenta de la presencia de Zedd y los demás, quien parece buscar a alguien entre los alumnos que almuerzan dentro de la cafetería, no me cabe duda que es a mi cuando ambos ojos negros dan conmigo.
Oh dios...
¡Está viniendo!
Los pasos de Zedd en mi dirección vienen con normalidad, ni lentos, ni tan rápidos pero dentro de mi siento que está viniendo demasiado lento como si quisiera desesperarme hasta que llegue a mi, me siento cada segundo más nerviosa y tratando de averiguar que es lo que quiere.
