Capítulo 24

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Las puertas del ascensor se cerraron y no pude contener la rabia que ya se encontraba en mi cuerpo, le proporcioné un golpe a la pared sin siquiera sentir el dolor del duro marmol chocar contra mis nudillos

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Las puertas del ascensor se cerraron y no pude contener la rabia que ya se encontraba en mi cuerpo, le proporcioné un golpe a la pared sin siquiera sentir el dolor del duro marmol chocar contra mis nudillos.

¿Tanta mala suerte puedo tener?

Esto tiene que ser una puta pesadilla de mierda.

No tengo cabeza para pensar ahora mismo, de nuevo tenía que fregarlo todo.
Regreso al estacionamiento con intención de irme a casa, pero antes veo a la mujer causante de mis puñeteros problemas, ella me sonríe de oreja a oreja y se acerca a mi , trata de decir algo pero estoy lo suficientemente cabreado como para permitir que me hable, sujeto su muñeca con fuerza y un quejido de dolor  se le escapa de los labios, así que opto por soltarla logrando que retroceda.

— Lárgate.

— ¿Perdón?— una expresión de sorpresa invade su rostro.

— ¿No escuchaste? — me vuelvo hacia ella  — He dicho que voltees tu puta cara y te largues.

Ella me mira como si estuviera ofendida.
Porfavor, este tipo de mujeres ofendidas.
Si no estuviera lo suficientemente furioso, me hecharía a reír.

— ¡Zedd! Solo quería saludar — vuelve a dar un paso — Se que la relación entre tu y yo no es la mejor pero...

— ¿Pero? — lo interrumpo — No me interesa lo que hagas o dejes que hacer con Maximiliano, asi que vete a la mierda y no vuelvas a dirigirme una sola palabra.

— Yo amo a tu padre, y no vas a evitar que me quede con él, ni tu, ni tu madre.

¡Mierda!
Quien se cree ella para mencionar a mi madre.

—¿Aún no te das cuenta? o no lo quieres ver — me acerco a ella hasta estar a unos centrímetros de su rostro.

— Maximiliano solo te utiliza por una noche. No eres nada ni nadie para hablarme y menos para compararte con mi madre...Así que, cierra tu puta boca.

Ella lanza un par de maldiciones y entre ellos diversos insultos que ignoraba que existieran, volteo con una sonrisa y entro al coche dejándola parada con una cara de enojo he impotencia.
Quien jodidos se cree ella, el hecho que sea el ´´revolcon'' de Maximiliano no le da el derecho de hablarme.

Aún así no se me quita el enojo de haberla visto en la oficina de Maximiliano como si fuera la dueña ... ¡Maldita sea la hora en la que los encontré juntos!

Paré con el semáforo y a la vez contesté el teléfono que vibraba sobre el asiento de lado, contesté sin ver el registro del número a medida que volvía a avanzar:

— Zedd — era Jake.

— Que sucede.

— ¿Cómo te fue? Lograste aclarar las cosas con Maximiliano — recordé la patética escena en la que lo encontré con esa mujer y apreté los puños en el volante cerrando los ojos por unos segundos.

Tu mi "y"  Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora