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Luego de aquella noche donde se habían despedido en aquel parque, Eda no había dejado de pensar en Serkan. Pensaba y pensaba, si había algo que la caracterizaba a Eda era el ser curiosa y terca, pero en este caso la primer característica es la que había saltado al reconocer un nuevo Serkan, un Serkan escondido bajo los trajes caros y esa cara de malhumor. Un Serkan que tenia sus momentos de tristeza o nostalgia, y había decidido mostrarse ante Eda aquella noche.

Solamente ante la compañía de Sirius, Serkan se habia abierto a Eda contándole una breve parte de la relación tirante que llevaba con su padre. Claro que no había podido evitar preguntar después de un rato sobre lo que ella y Murat tenían cosa que a Eda le hizo gracia pero que no tardo en contestar aclarando que ambos se habían ofrecido amistad.

Y el resto del tiempo lo pasaron en uno de los silencios más cómodos que cualquiera de los dos haya sentido antes, sintiendo la presencia del otro, admirando las estrellas o a Sirius sin decir absolutamente nada.

Eda se repetía a sí misma que quería alejarse de él, pero su curiosidad por conocer más de ese hombre la hacían querer encontrar cualquier razón para acercarse.

••••••

Por su parte Serkan se veía cada vez más fascinado por Eda pero se negaba así mismo cualquier tipo de sentimiento nuevo, incluso se reprocho internamente haberse confesado con ella como si la conociera de toda la vida.
No podía dejar de pensar en ella, en su sonrisa, e incluso pudo sentir ese alivio en el pecho cuando escucho esa noche a Eda diciendo que ella y Murat se llevaban muy bien, tanto que se habian propuesto ser amigos. Esa palabra sin saber bien porque fue un bálsamo para Serkan que había estado torturandose desde el almuerzo con imágenes de Eda con Efe Akman.

Esa mujer era peor que cualquier otra adicción, había entrado a su cabeza para quedarse ahí.

—¿Y?— apareció Engin con una sonrisa, sentándose en la silla de al lado mientras Serkan rodaba los ojos.

—¿Y que?

—¿Y... iremos a la gala de beneficencia este sábado?— pregunto Engin entusiasmado ya que tenía en mente pedirle a Piril que lo acompañará ya que seguramente su amigo iría con Selin.

—No lo se, si fuera por mi madre o Selin me llevarían hasta alli arrastrando pero tu sabes que no me gustan esas cosas— comentó Serkan negando.

—Vamos, no seas aburrido. Además tu madre es la que organiza la gala este año— dijo Engin guiñando un ojo.

—Y eso que Engin, además ya sabes que si quieres ir en representacion de Art Life me haces un favor. Como todos los años— añadió Serkan mirando como su amigo bufaba.

—No es eso, necesito un favor. Jamás te pido favores así que por favor— rogó Engin de forma rápida.

—¿Que clase de favor?— pregunto Serkan.

—Es uno sencillo ni te costara— respondió Engin haciendo a Serkan rodar los ojos.

—Dilo ya— ordenó Serkan ya sin paciencia.

—Quiero... pedirle a Piril que vaya conmigo— contó Engin haciendo sonreir a su amigo.
Serkan sabía muy bien acerca del enamoramiento de su mejor amigo por la amiga que tenían en común. Ese amor venía desde hace años y Engin jamás se había atrevido a invitarla a salir por miedo al rechazo de Piril.

—Esta bien, puedo hacer una excepción este año— dijo Serkan sacandole una brillante sonrisa a su amigo que se levantó levemente tomandolo por sorpresa cuando dejó un beso en la mejilla de su mejor amigo.

𝒀  𝒔𝒊...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora